Diecinueve; aprendiendo un poco de fútbol americano

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Toco la suave tela de mi calza repasando mi atuendo una vez más en el espejo

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Toco la suave tela de mi calza repasando mi atuendo una vez más en el espejo. No sé por qué me siento tan nerviosa si con Jonas nos hemos juntado muchas veces antes.

He elegido un atuendo cómodo, ya que como él dijo, me enseñaría a jugar, aunque esto lo veo un poco difícil ya que nunca he sido buena en deportes o entendiendo sus reglas. Recuerdo una vez intentar entrar al equipo de básquetbol, pero todas esas ganas de entrar se esfumaron al recibir un pelotazo en mi cara, aún recuerdo cómo un poco de sangre salió de mi nariz a causa de esto.

Cuando ya me siento a gusto con mi ropa agarro mi sudadera junto a mi celular para luego salir de la habitación, agradezco que Melissa no se encuentre en esta, ya que, como últimamente acostumbra, se burlaría de mi y de mi supuesto enamoramiento con Jonas.

Camino intentando recordar las instrucciones que Jonas me dió, pero como soy muy mala en estas, me pierdo. Suelto un suspiro un poco enojada. ¿Por qué no me mando la dirección por mensaje? Eso hubiera sido mucho más fácil.

Recuerdo que Jonas dijo que el campo no queda lejos de la residencia por lo que simplemente camino, pero luego de unos minutos perdida lo intento llamar aunque este no responde.

Muerdo mis uñas pensando en lo que haré y luego de unos momentos me armo de valor y camino hacia un grupo de chicas, las cuales están conversando y riendo en la vereda.

—Hola. —digo llamando la atención de ellas para luego pasar una mano por mi cabello —. Me preguntaba si sabían en donde se encuentra el campo de fútbol.

Una chica rubia sonríe para luego decir unas dirección y señalar con su mano estas, intentó memorizarlas y les sonrío soltando un pequeño "Gracias" para luego caminar hacia donde la rubia me había señalado.

Eso no había salido nada mal. Pienso para mis adentros.

~º~

A lo lejos puedo ver a Jonas, este se encuentra apoyado en la pared con su uniforme, el chico se ve aún más guapo de lo normal si es posible. Puedo ver gotas de sudor en su frente y su cabello se encuentra mojado.

—Viniste. —dice con su típica sonrisa y se ve un poco dudoso en si abrazarme o no, por lo que doy el primer paso y rodeo mis brazos en su cuerpo. Al separarnos el chico se ve sorprendido pero luego se recompone y vuelve a sonreír.

—Me perdí. —digo honestamente mirándolo con una pequeña sonrisa, pero esta se esfuma para luego regañarlo—, y te llamé, pero no contestaste.

—Olvidé mi teléfono en el camarín. —se mueve en su lugar dándome una mirada de disculpa —. Vamos, se nos hará tarde.

Aleteo de mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora