Veiniuno; acción de gracias

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Cierro mi chaqueta en un intento de entrar calor para luego meter mis manos en mis bolsillos

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Cierro mi chaqueta en un intento de entrar calor para luego meter mis manos en mis bolsillos.

Luego de la cena de ayer había estado encerrada en mi habitación y hoy solo había bajado para desayunar, aunque por suerte mi hermano y Camille habían ido al centro. Por lo que un poco aburrida salí a sentarme en un escalón del porche la casa junto a las flores para así poder tomar un poco de aire y dejar de pensar en las palabras de la chica.

—Tu pelo ha crecido un poco. —dice mi madre sentándose a mi lado para luego tocar mi cabello suavemente—. No dejes que las palabras de aquella chica te afecten.

Intento sonreír aunque siento mis ojos llenarse de lágrimas. Todas mis ganas de mostrarles a mis padres que he avanzado se fueron y ahora solo quedan mis mismas inseguridades de siempre.

—No me cayó bien. —sigue hablando mi madre mirando ahora al frente, justo en donde se encuentra un pequeño limonero—. Creo que solo dice cosas sin sentido y fuera de lugar.

—Creo lo mismo. —le digo con una sonrisa y acercándome para abrazarla, al parecer la tomo por sorpresa ya que ambas caemos hacia atrás, lo que nos hace reír.

—¿Y qué pasó con el chico del restaurante? —pregunta de repente mi madre tomándome totalmente desprevenida—. Nunca me hablaste de él.

Al instante toco mis labios y pienso en Jonas. No he hablado con el chico desde aquella vez que nos besamos y me fue a dejar a la residencia. Estaba demasiado avergonzada para hablarle.

—Te conté que le hice tutorías. —respondo mirando mis manos—. Pero...

—¿Pero...? Vamos, puedes contarme cualquier cosa.

—Ahora creo que somos amigos. —digo un poco nerviosa para luego mirar a mi madre, la cual sonríe mientras me abraza por mis hombros.

¿Somos amigos con Jonas? Sí, pero aquella tarde del Miércoles habíamos dado un paso más allá de la amistad y no sé qué hacer o qué pensar. Nunca había estado en esta situación antes.

—Eso es bueno, cariño. Por lo que me has contado él es un buen chico. —asiento con mi cabeza ante las palabras de mi madre.

—Lo es. —sonrío.

~º~

Cuando le había dicho a mi madre que quería un corte de cabello, esta se emocionó, lo pude notar en su sonrisa y en el brillo en sus ojos. Hace mucho tiempo no salíamos juntas por lo que la entendía.

Toco la suave tela de mi vestido para luego cepillar mi cabello, había decidido cortarlo nuevamente por sobre mis hombros, aunque antes no estaba tan largo, al final si era un cambio.

Aleteo de mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora