"He Is Killer" •Mclennon•

I leave to him

John se encontraba recostado en el sofá, tenía tantos pensamientos el la cabeza y se preguntaba ¿Cómo carajos me descubrió?, Vio por la ventana como llegaba Mary y Paul a su casa entonces observo como Paul le decía algo a su madre y como iba hacia la casa de John. John salto del sofá y se escondió.

—Johnny... —Toco la puerta—

No hubo respuesta por lo que volvió a intentar.

—Johnny, te traje algo especial. —Dio otro toque—

Entonces, luego de esperar buen rato, ya rendido decidió darse la vuelta e irse a casa. A Paul le extraño esto, ya que John siempre estaba en aquel sitio.

John se sintió muy culpable pero por el momento tendría que ignorarlo hasta que planear como matar a Klaus.

Volvió al sofá y resbaló ambas manos por su cara con mucha frustración.

—Mierda..

Entonces la puerta volvió a sonar.
John se dedicó a ver de quién se trataba por la ventana, claro, esto haciéndolo discretamente.

Rodó los ojos al ver de quién se trataba. Estaba pensando seriamente si abrir o no pero la insistencia lo desespero y abrió.
Tenía que apurarse no quería Paul viera que realmente estaba en casa.

—Pasa, pasa.

Dijo en cuanto abrió.

—Buenas noches sobrino.

—Buenas noches.

Cuando entro cerro la puerta lo más rápido que pudo.

—¿De quién te escondes? —Pregunto la mujer muy extrañada por el raro comportamiento de su sobrino—

—De nadie, solo que se escapa el aire acondicionado. Toma asiento. —Y dicho eso ambos se sentarán al mismo tiempo. John quedando frente a Mimi, la mujer era muy sofisticada que su modo de sentarse era como la reina Isabel—

—Sobrino yo me quiero disculpar por a ver actuando así cuando recién te conocí pero también debes admitir que tú te   comportaste mal. —Todo eso lo dijo con un tono calmado—

—Si, la verdad me comporté como un idiota y la verdad le quiero pedir disculpas —La mujer solo asintió y se levantó del sofá para abrazar a su sobrino—

—No hay nada que perdonar ya cariño, oh por cierto, me dijo tu mamá que le llames ¿Que acaso no les hablas?

Negó y su tía se cruzó de brazos, al parecer vendría otra discusión.

—¿Por qué, se podría saber?

—Perdí todo contacto con ellos, no he hablado con mi madre, mi hermano y mucho menos con mi padre. —Mimi negó—

—¿Cómo es que te mantienes de ese modo? Mira, yo te daré el número y también vine por qué quiero que me acompañes a Los Angeles.

—¡¿Q-que?!

—si, como lo oíste ¿No te da felicidad?

—Pues si, pero es que aquí tengo muchas cosas que hacer aún.

—Bueno, pide unos días y lo demás lo haces después.

—«No puedo matar a Klaus después»— pensó.

—No sé Mimi, tengo, de verdad, muchas cosas que hacer.

La señora solo suspiro y abrazos de nuevo a su sobrino.

—Piénsalo entonces, te doy dos días ¿Si? Por qué en tres días me voy un rato para Los Angeles.

—Esta bien tía, gracias, lo voy a pensar.