Love Shot. Host Club. [PAUSADA]

❣️Cinco❣️Gracias.

Abres los ojos por la mañana, la luz que se cuela por la ventana repercute en tu vista y sueltas un corto quejido. No has podido dormir bien, las palabras de Namjoon se repiten una y otra vez en tu mente desde que se despidieron, y la imagen de su madre y su hermanita se atraviesan en tu mente cada vez que ciertas los ojos.

Todos tienen sus propias luchas. Lo repites una y otra vez.

No sabes lo que viven los demás, no tienes el derecho de juzgarlos pero ya lo has hecho. Ellos parecen estar sufriendo la muerte de su jefe, de quien les tendió la mano cuando lo necesitaban, de quien pensó en ellos hasta el final, dejándoles el edificio donde algunos viven. Y ahora están cerca de perder su trabajo que tanto han cuidado.

Entonces estás tú: graduada de administración de empresas y actual estudiante de marketing, dueña del edificio donde existe el Love Shot: la fuente segura de ingresos de Namjoon y muchos más. En otras palabras, tienes en tus manos el destino de todos los chicos que trabajan en el club. Tienes que hacer algo. Tienes que hacer a un lado tu miedo al fracaso y tus inseguridades como profesional.

Y lo vas a hacer.

Recibes una llamada, es tu madre. Seguro tu hermana ya le ha dicho que le hablaste a las tres de la mañana para pedirle un préstamo, porque aún no quieres usar el dinero de tus estudios. Contestas y lo primero que escuchas es un grito de enojo por parte de la mujer.

—¡Cómo que vas a quedarte más tiempo en Seúl? No creas que no lo sé, tu hermana me lo dijo. Eso no puede ser, tu papá irá por ti mañana, por lo menos hasta que puedas volver.

—Mamá, calma. Es por un asunto importante, ¿sí? ¿Podrías recordar por una vez que ya soy mayor de edad y me sé cuidar por mí misma? Tengo 25 años... ¿A caso esperas que esté dependiendo de ustedes toda la vida? ¿Cómo quieres que consiga novio si sigues tratándome como a una adolescente?

—¡El problema es que no consigues novio! Sólo nos estás preocupando. Dijiste que cerrarías el negocio y venderías el edificio. ¿Qué te está tomando tanto tiempo ahora? Si tienes problemas deberías decirnos, le pediste un préstamo grande a tu hermana. Bebé, ¿qué está pasando allá? Dime, por favor.

—De acuerdo, voy a tener que decirte. ¿Está papá contigo?

—No, está trabajando.

—Bueno, ya se lo dirás cuando regrese. Resulta que... Tengo novio, mamá.

La risa de tu madre te impide terminar de hablar. Una vez que termina su crisis continúas.

—¡Es en serio! Es uno de esos chicos guapos que tanto te gustan, casi podría hacerse pasar por modelo. Es más, cuando vamos por la calle a veces lo confunden con un idol.

—Ajá, ¿y qué más?

—Mamá... Lo conocí por internet hace tiempo, le conté que estaba acá en Seúl y nos pusimos de acuerdo para vernos. Platicamos mucho y ahora estamos saliendo. Le conté que he estado repartiendo mi currículum pero no ha habido suerte, entonces él se ofreció a recomendarme en la compañía donde trabaja. Ayer fui a la entrevista y pasé la primera etapa, quiero ver si logro conseguir ese trabajo.

—¿Segura que no me estás mintiendo?

—¡Segura!

—¿Y el préstamo para qué es?

—Si me quedo con el empleo voy a tener que mudarme acá. Mi novio se ofreció a buscar un apartamento que pueda costear con mi sueldo.

—¿Cómo qué te quedas allá? ¿Ya no nos vamos a ver?