Love Shot. Host Club. [PAUSADA]

❣️Veinticinco ❣️Como un suéter de lana.

Son las cuatro de la tarde en punto, estás al frente de todos los hosts en el segundo piso del club. Afuera las nubes de tormenta se acumulan una vez más, el calor va en aumento pero agradeces que el aire acondicionado haya sido arreglado hace semanas. El sonido de un taladro alcanza a llegar a oídos de todos, se trata del trabajador que está encargándose de colocar el nuevo letrero del club.

Las lluvias de verano por fin han tomado fuerza... Es lo que piensas mientras intentas distraer tu ansiedad mirando las nubes grises por los ventanales, tienes un nudo en el estómago, a pesar de todo. A pesar de que tú ya no eres la dueña del club, a pesar de que nunca lo fuiste. Imaginas que unos cuántos chicos se molestan y se ponen de pie para anunciar su renuncia, como dijo Haejin. "Si alguno se va, contrataré a otro, yo no soy como Seo", tiene razón, siendo realistas, ningún empleado es expresamente indispensable. Pero por primera vez en tu vida, desde que sabes algo sobre tu abuelo, crees poder entenderlo. Hay un motivo por el cual Seo Ohyuk decidió aumentarles el sueldo de una forma absurda, antes que dejar que renunciaran: realmente sentía afecto por ellos.

Ves sus caras una a una en lo que el tal Park aparece, ya está cinco minutos tarde; se ven nerviosos, espectantes. No todos, hay tres en específico que lucen bastante relajados, otros tres que parecen enojados, cuatro tienen ojeras profundas que el maquillaje a penas alcanza a cubrir. El resto está esperando por algo que posiblemente sucederá.

Has ayudado a Haejin a trazar un nuevo plan para ayudar a mantener la economía del club, los sueldos se han reducido hasta lo que dicta el contrato de cada uno de los hosts. Esperarán a ver cómo evoluciona todo el asunto para ocuparse de otros detalles que permanecen pendientes.

---¿Quieren escuchar un chiste?

Todos buscan con la mirada a quien hizo esa pregunta, es Minseok intentando aligerar el ambiente, unos cuántos chicos se ríen y le pide que lo cuente, los demás se mantienen en su estado espectante. El chiste resulta gracioso para algunos, para ti, sólo hace que el nudo en tu estómago se apriete más.

Repasas de nuevo el rostro de los chicos, a algunos los conoces demasiado poco aún, ver sus caras te genera un sentimiento de familiaridad, como si los conocieras tanto como al resto. Pero es que es fácil leerlos... Ahora sabes que es fácil leerlos, es como si de repente se encendiera en ti un interruptor y la luz extra te permitiera ver que Hoseok, Yixing y Yoongi quieren decirte algo y no se atreven; que Jungkook y Namjoon están resentidos contigo por algo que hiciste y no sabes todavía qué es, aunque lo intuyes; que Jimin, Taehyung, Sehun y Jongin sienten miedo de algo; que Junmyeon y Chanyeol intentan confortarte en silencio y... Y ahí se detiene tu mente, ahí encuentra un espacio en blanco mientras tu corazón suelta un par de latidos extra.

Miras de nuevo el reloj. Son las cuatro y doce de la tarde, afuera caen unas cuantas gotas de lluvia, cada vez más grandes antes de volverse una lluvia continua y abundante. Park Haejin llega, se disculpa y agradece la presencia de todos, incluyéndote. Son las cuatro y trece de la tarde y tienes un nudo horrible en el estómago, pero te mantienes calmada en tu lugar, sentada en un banco de la barra mientras que Haejin se encarga de explicar todo lo sucedido el día anterior con el juez.

Te ríes en silencio un par de veces cuando lo culpan de todo lo sucedido y él les responde que quienes dieron por hecho que tú eras la nueva jefa fueron ellos. Es una escena cómica hasta cierto punto, porque aunque se recriminan lo que pasó, y se culpan los unos a los otros, no hay ni una pizca de enojo en sus voces. Es como si meter la pata fuera cosa de todos los días con ellos.

También, más tarde, todo se voltea por varios minutos. Y son miradas oscuras y palabras mordaces que te golpean en el pecho, aunque ninguna vaya dirigida a ti. Todo va para Park Haejin, es él el que está cargando con todo. Sin embargo en ese momento encuentras algo que admirar de él, contrario a las veces que ha hablado contigo, en esta ocasión se mantiene bastante sereno y abierto a las palabras de los chicos. Intenta hacerlos entender, una y otra vez, hasta que la mayoría cede y el resto, sólo cuatro, deciden que pensarán en si entregar su carta de renuncia o no.