Capítulo 31

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Rin

Estaba durmiendo tranquilamente, pero esa tranquilidad se fue al diablo cuando la alarma de mi celular empezó a sonar por toda mi habitación. Abrí mis ojos lentamente pero los cerré cuando el sol me llega a mis ojitos, molestándolos. Los vuelvo abrir después de unos segundos hasta acostumbrarme a la luz del sol. Me levanto de mi cama y me pongo mis pantuflas de conejitos.

Hoy desperté de buen humor, a decir verdad. Estoy contenta, ya saben el por qué. ¡Por fin puedo volver hablar con Len! Aunque aún sigo sin comprender muy bien como pudo creerle, al parecer Mayu es muy buena actuando. ¡Ja, mi perro es mejor actuando!

Espera, no tengo un perro.

Ahora que estoy sola, puedo adoptar un perro o un gato. ¡Hasta una serpiente! Bueno, eso no.

Dejando mis estupideces de lado. Salgo de mi habitación para hacer el desayuno. Decidí despertar temprano hoy para poder tener mi estómago lleno para cuando esté en la escuela. Estos días no había podido desayunar bien.

Comeré cereal, ya que es obvio que no se cocinar, ni siquiera puedo hacer galletas sin que se me quemen. Soy una experta quemando comida ¡Es un Don!

Una vez que entre a la cocina, saco la caja de cereal de chocolate de la alacena. También saco la leche del refrigerador, tomo un plato limpio y sirvo el cereal y leche en este. Agarro mi cuchara favorita y empieza a comer mi desayuno magnífico.

De repente, mi celular empieza a sonar. El sonido empieza a sonar por toda la casa al encontrarse sola y silencia. Subo corriendo a mi habitación, donde se encuentra. Al llegar lo tomó enseguida en mi mesita de noche, al ver la pantalla supe de quién se trataba.

— ¡Mamá! — Digo contenta cuando contestó.

¡Mi niña! Al fin pude llamarte ¿Qué haces despierta tan temprano? Eso es nuevo – La escucho reír desde el otro lado. Sonrió ante sus palabras, estaba muy contenta al fin poder hablar con ella.

— Decidí cambiar esa costumbre — Río. — ¡Te extraño mucho!

Yo igual, hija. A Rinto también, que por cierto. No contesta mis llamadas, intenté llamarlo hace rato pero no atendía — Sonaba algo preocupada.

– Aún debe estar durmiendo, no te preocupes mamá

De acuerdo. ¿Ningún novedad? — Pregunta con tono un poco pícaro. Ya sé a qué se refiere, mis mejillas se sonrojan enseguida.

— Na..nada nuevo — Tartamudeo. Enseguida el recuerdo del día de ayer con Len llega a mi mente, él y yo abrazándonos por unas cuentas horas. Mis mejillas se sonrojan más, me alegra que me madre no pueda verme ahora mismo.

Algo me dice que ahora mismo estás sonrojada

¡Diablos! ¿Cómo se dio cuenta? ¡Ni siquiera está aquí como para verme!

¿¡Hay cámaras aquí!? 

— ¿Q..que? ¿Cómo lo sabes?

Instinto de madre — La escucho reír.

Al menos no hay cámaras, eso me alivia.

— Bueno...han pasado muchas cosas estos días, me gustaría contarte pero creo que es mejor en persona — Respondí.

¿Y Len?

— Él...él está muy bien — Mis mejillas vuelven a sonrojarse al recordarlo, diablos. ¿No puedo sonrojarme sin pensar en él?

Deja de pensar en él, pequeña loquita — Vuelve a reír haciéndome sonrojar más hasta parecer un tomate.

¿¡Cómo mi madre sabe lo que pienso o lo que me pasa!? ¡Realmente me conoce bien!

La chica solitaria y el chico popular [RiLen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora