13. LA GRAN PELEA

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13. LA GRAN PELEA

Abbi

Llegamos a la cena. Como era de esperarse en un banquete de los consentidos de la élite, todo estaba montado de primera. La mesa no era la tradicional, rectangular con grandes arreglos de flores. Como éramos los adolescentes de la élite, colocaron mesas redondas individuales. No estaba segura de por qué dos veces al mes hacían esta porquería. Eran aburridas. Con música instrumental, comida demasiado elaborada y poco alcohol.

—¡Dios mío! —exclamó Mary—. Siento como si entráramos a la boda del príncipe William o de Harry. ¡Qué extravagante!

—¡Nah! —exclamó Lui tomándola de la cintura. Mary dio un pequeño brinco. De seguro no se lo esperaba. Tampoco yo podía creerlo. Estaba siendo abierto con ella. Demostrando su interés—. Si vieras las cenas reales, esto parecería solo una chispa de chocolate en una galleta. Esto no es nada cariño, pero pretendo llevarte a cada maldita fiesta que tengamos en los próximos días para que veas qué es extravagante.

¡Joder! ¿Acaso ese era Lui? ¿Qué le había pasado al antipático Lui? Aquel que sentía asco por los mortales. Sonreí satisfecha de saber que esto era cierto. No quería hacerme de la imagen de un Lui no agradable. Vi cómo Ash fruncía el ceño y criticaba con Connor viendo en nuestra dirección. Quizá me equivoqué. Esos dos estaban hechos el uno para el otro.

—Pensé que eras tú la que estaba con Lui —susurró Lessa a mi espalda—. Parece que te han cambiado.

—No, él y yo solo somos amigos. Nada más.

—Sabes qué estoy pensando, Abbi. Quizá tú y yo no seamos tan diferentes después de todo. Te metes con todos, ¿no es así?

Abrí la boca para reclamar su comentario, luego la cerré. ¿Con qué objeto iba a decirle algo? En cierto punto tenía razón. Dándole una sonrisa falsa me alejé de ella. ¡Pero qué perra! Estas mujeres se lucían en todo su potencial para abrir las piernas.

—Abbi, espero no te enoje que me esté acostando con tu prometido. Es importante que lo sepas... Bueno, de igual manera, ¿no fue tu hermana la que le quitó la virginidad?

Mi corazón se cayó diez mil pies abajo. ¡¿Que mi hermana qué?! No. Imposible, no puede ser posible. No quiero ni pensarlo. No puede ser cierto. Ay, mierda, no, por favor, no. Di media vuelta para ver a mi hermana colgando del cuello de Connor.

¿Cuándo diablo se acostó con Will? La traición fue lo primero que sentí. Esa maldita traición. Mi hermana sabía que William siempre había sido mi crush, ella sabía lo mucho que suspiraba por él. ¿Por qué lo hizo?

¡Maldita Lessa! ¿Cómo se atrevía? Además, se estaba acostando con Will. No me extrañaba. Estaba molesta, muy molesta, ¿pero qué diablos? Han pasado casi dos semanas desde que casi lo hacemos, porque no me extraña que se fuera corriendo de la casa del árbol. De seguro tenía cita de sexo con Lessa, o mi hermana o todas las malditas perras de la élite.

Tenía que calmarme, estaba perdiendo la paciencia. «Respira, Abbi, respira», me obligué a decirme una y otra vez. El vacío en el estómago se hacía presente, tan vacío que dolía. Me puse en cuclillas, esperando a que el aire entrara en mis pulmones. ¿Por qué dolía tanto? Ya debería de haber pasado. Para este punto debería de estar acostumbrada, ¿no es así?

—Te vas a morir del frío aquí afuera, ¿no traes una chaqueta? —escuché su voz clavarse en mi cuerpo.

¡Demonio, aléjate de mí!

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