3. SOLO ES UN JUEGO

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3. SOLO ES UN JUEGO

William:


No podía concentrarme. Estábamos sentados en la mesa, disfrutando de una cena increíble. Mamá había pedido que prepararan de todo. La típica comida inglesa. Estaba sentado a la par de Abigail. Su aroma dulce era totalmente embriagador, parecido al algodón de azúcar. Incluso sentí la necesidad de enterrar mi cara en ese cuello e inhalar ese aroma. La mujer era linda, no una modelo, pero sí linda. Me había sentido muy mal al momento de reaccionar que sería ella. Pensé como el crío que era cuando la conocí, siempre negando lo que yo sabía muy en el fondo. Ella era diferente.

Quise entablar más de una vez conversación con ella, pero parecía evitarme. Desviando la mirada, riendo más de lo necesario y cambiando de tema cada vez que intentaba interferir. La mujer era imposible. Algo me gustaba y me gustaba mucho. Era atractiva, incluso sin los lentes sus ojos eran de un gris claro. Resaltaban con su cabello negro y su piel blanca. Era... bonita. Recordé a la chica que había visto horas atrás en el salón de belleza. No era ni la sombra de lo que vi.

Vi su plato de comida, casi ni lo había tocado. ¿Qué pasa si tiene trastornos alimenticios? Más valía que no, yo apreciaba una mujer con buen apetito. Era amante de la comida y no deseaba pasar mi vida con alguien que le corriera a ese placer.

—¿Te gustó la comida? —pregunté observando esos ojos color tormenta. Eran... increíbles.

—Sí, gracias —sin otra palabra, me ignoró regresando a la conversación que mantenía con mi madre. Me di cuenta de que no habló ni con Connor ni con Paul. Incluso su hermana estaba excluida del radar. Era extraño.

Intenté varias veces lograr la conversación que quería mantener con ella, pero esas mismas veces me mandó a la mierda. Tomé la copa de vino tomándomela de un sorbo. Ya no estaba de humor para seguir con esto. Si no quería hablarme, pues bien. Tampoco le iba a rogar su atención. Peor si siempre sería la misma cosa, no quería pasar pegado con una mujer que creía hacerse la interesante mientras me ignoraba.

¡Qué patético!

—¿Cómo te fue con Lulu? —preguntó Connor acercándose a mi oído. Por suerte lo tenía a él en la silla continua.

—Esa chica es insaciable. No dejaba de besarme. Estoy seguro de que quería pasar a la...

—¿Quieres decir que no lo hiciste? ¡Mierda, hermano! ¿Piensas que tu primera vez va a ser con ella? —señaló de mala manera a Abbi. No creía que mi primera vez fuera a ser con ella. De seguro todo el resto de mi vida pasaríamos haciéndolo por costumbre y necesidad, no por amor. También tendría mis amantes como la mayoría, y quizá ella también. No quería que la primera y esta temporada fuera con Abigail. La observé soltar un suspiro. Esperaba que no estuviera escuchando.

—No pienso hacerlo, no aún. Tampoco con ella —puse los ojos en blanco—. No me llama la atención y lo sabes.

—Lo lamento tanto, hermano, de verdad que lo hago. Ha de ser... extraño, lo único peor que ella serían las gemelas. Dicen que le gustan los cómics y que casi no sale.

Fruncí el ceño. Esto realmente iba a ser muy malo. ¿Qué dirían mis amigos en una semana que esta porquería se anunciara? No quería que estuvieran criticándome por quedarme con una de las menos populares entre la élite. No iba a decir fea, pero ser rechazada era peor. Observé a su hermana. ¿Cómo es que ella era todo lo que su hermana no era?

—¿Puedo preguntarte algo? —me sorprendió escuchar la voz de Abbi. Me di la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Por qué diablos le estoy sonriendo?

TENÍAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora