30. ¿QUÉ ESTÁ MAL DOCTOR?

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Buenas noches, hoy se me antojo subir un capítulo más solo porque nunca es suficiente. 

Acabo de terminar de editar SOLO TÚ y se me ocurrió una cosa grande para el final impreso que espero les guste mucho!!!

¿Pueden adivinar de que se trata? 

No olviden pedir la serie a las librerías de su país!!!!!

30. ¿QUÉ ESTÁ MAL DOCTOR?

Abbi

Intenté prender mi celular para ver si lograba usarlo. La alarma de mensajes sonó una y otra y otra y otra vez. No podía leerlos, la pantalla era una cosa horrible, indescifrable. Decidí apagarlo una vez más. No había caso, el celular había muerto.

Tomé mi latte de Starbucks, extrañaba las cosas formales, aquí todo era servicio exprés. En Londres la mayoría eran cafés elegantes, con galletitas y toda la porquería. Aquí no, casi todo era para llevar. ¡Qué poco chic!

—Puedo rogarte que seas de mente abierta, hoy puede pasar algo que... Algo que te cambie la vida. Soy tu mejor amiga y tienes que hacerme caso en esto.

—Ya te dije que no voy a llamarlo —si lo pensaba desapasionadamente, William había dicho cosas horribles. Al menos esa era mi mentalidad hormonal que tenía.

—No te cierres, pequeña.

—No me digas pequeña —dije sintiendo la frustración.

—Las hormonas te están afectando de una manera que ni te digo. Vamos, hay alguien a quien tienes que ver —Mary se puso de pie caminando de regreso a su convertible. No entendía por qué tomaba esa actitud. Andaba de mal humor. No tenía ánimos de hacer nada o de expresar más sentimientos de los necesarios.

Llegamos a un hotel de lujo. Uno que tenía techos altos, lámparas de araña, sillones al estilo antiguo y gente poniéndose de alfombra para servirte. Esta cosa debe de ser carísima. No me extrañaba que algún amigo, hijo de político, se hospedara en este lugar. Era toda una monada.

Mary presionó el último botón, la suite presidencial. ¡Qué barbaridad! Esperaba a que no fuera el chico con el que salió el verano pasado. Su padre era uno de los embajadores en Francia y ella pasaba bastante tiempo acostándose con él, siempre en hoteles supercaros, con bañeras enormes y jacuzzis incluidos. Si era de este modo, de seguro me tocaba esperarla durante horas para que hiciera lo que tenía que hacer y pudiéramos regresar a su casa. Podría llamar a Mauri que pasara por mí, de ese modo no me sentiría tan incómoda. Antes de que pudiera decir o preguntar algo, Mary tocó la puerta de la suite. Para mi enorme sorpresa no tuve que llamar, Mauri estaba en la puerta con ese su extraño estilo. Le sonreí al tiempo que nos invitaba a entrar.

—De ahora en adelante me quedo a vivir en esta habitación —declaró muy sonriente—. ¿No es una preciosidad? Me encanta. Tiene una piscina de bañera.

—¡UH! —exclamó Mary—. Tengo que verla.

—Negativo, cariño. El hombre se está bañando.

Oh, por Dios, Mauri andaba con un chico en este hotel. Espero no le estemos interrumpiendo absolutamente nada. Ahora podría estarse bañando con el chico, haciendo solo Dios sabe qué. Pensé en Will un momento, había pasado un tiempo desde que él y yo no hacíamos nada. Muchas veces me sentía excitada y ansiosa. Con ganas de él, no podía darme el gusto de pensar de ese modo, no cuando mi mundo estaba cambiando de una manera que no podía parar. Pronto tendría que aprender a estar sin él.

No podía arrastrar a Will a un mundo que él no quería, pronto tendría que enseñarle una realidad que ni él ni yo queríamos. Esto era demasiado pronto. Quizá me hubiera gustado que arregláramos las cosas, estar bien y luego —si las cosas funcionaban— casarnos, tener hijos y formar una familia real como todos esperaban que fuera. No todo al revés, bebe, arreglo, casamiento, familia y quizá una vida estable. Eso no funcionaba de ese modo.

TENÍAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora