10. SOLO UN BESO

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10.      SOLO UN BESO

Abbi

Pasó una larga semana en la que tuve que fingir que mi mundo estaba bien, tenía veinte años y nada tenía sentido. Mis equivalencias de la universidad, finalmente, habían llegado por lo que mi especialidad en Filosofía sería cuestión de un año. No era tanto.

Esta semana me la pasé en trámites sacando mi licencia a pesar de que nunca iba a manejar, el chofer siempre nos llevaba a todos lados, de vez en cuando quería mi libertad por lo que no me importaba recibir las clases todas las mañanas. También tenía clases de Español, el francés lo dominaba a la perfección, pero el español comencé a aprenderlo en Washington y jamás logré terminarlo. Mauri, mi amigo americano, era mitad mexicano, fue el que me obligó a las clases de Español para empezar a saborear lo perfecto del sabor latino, al menos eso decía él.

Por las noches asistimos a muchas veladas como era costumbre, es como si no tuviéramos nada que hacer, siempre estábamos en eventos de caridad, cumpleaños de alguna persona importante, presentaciones a la sociedad para aquellas niñas de quince años. Todos los eventos solían ser aburridos, pero los fines de semana se salían normalmente de control, siempre alguien tenía fiesta nocturna en el jardín.

Según los rumores, William se la pasaba saliendo con todas las mujeres que podía. Él me habló de reputación y estaba peor que Lui. ¿Se supone que debería enojarme? No lo sé, no quería quedar como la pobre Abbi a la que su agapi no la tomaba en serio, o no la respetaba. Eso era común en este mundo, pero por alguna extraña razón esperaba algo distinto para mi vida.

En la primera fiesta que nos encontramos, Lui había cambiado totalmente de estilo. Se había rapado su hermoso cabello. En un principio me pareció raro, ya que no era del tipo de chica que veía atractivo en las cabezas sin pelo, pero en él resultaba agradable. También había bajado de peso o de músculo. Ha de ser por los estudios, últimamente menciona que tenía demasiado.

Me envolví en la sábana viendo la lluvia matutina caer con lentitud, Mary y Mauri estaban algo molestos por la lluvia. Llegaron ayer y la pasamos hablando toda la noche. Ash no estaba contenta de tenerlos, seguía pensando en qué diría la sociedad de ellos. Me preguntó qué será de sus amigas en Washington.

Hoy en la noche teníamos una fiesta en la casa social de los alpha, una casa donde varios estudiantes de último año vivían, era un edificio grande, moderno con un jardín espectacular en el que se daban las fiestas. Seguramente la paso mejor con ellos dos que con todo el resto de personas. No podía esperar a mostrarles a William, no los había dejado ver ni una fotografía, tampoco tenía ni una en redes. Es más, no tenía ni una foto desde que regresé.

—¿Cuándo dejará de llover? —preguntó mi amiga viendo el diluvio.

—En poco tiempo. No tarda tanto. Así es en las mañanas.

Soltó un soplido concentrándose una vez más en el exterior. Era una cosa hermosa. Me encantaba la lluvia, me gustaba ver cómo caen las gotas rebotando en el suelo, cómo salpican todo el asfalto. Sonreí al ver lo relajada que me sentía. No estaba atormentada por William, no estaba pensando en que nunca sería suficiente para él. Era solo yo. Nadie más que dominara mis pensamientos.

—¿Qué piensas hacer, cariño? —Mau estaba viéndome fijamente.

—No lo sé, no quiero darme por vencida. Él es simplemente... Ammm, diferente.

—No es diferente —dijo Mary frustrada de su poco baño de sol—, todos son iguales, solamente te trató bien una temporada. No sabes si sigue siendo el mismo tío que hace unos años. Quizá ya no es...

TENÍAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora