Capítulo 4. Verdad.

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El camino de regreso fue demasiado silencioso y con una gran tensión entre todas las personas, nadie se atrevía a decir algo. Sólo cuando llegaron a tierra se reunieron en el camarote de FengMian y empezaron las preguntas. El primero en iniciar fue Lan XiChen.

—WangJi... ¿Por qué el Patriarca parecía conocerte?—su voz era tranquila y esperaba paciente por una respuesta. Confiaba en que su hermano tendría una explicación.

Todos habían escuchado como el hombre de ropas negras se había dirigido al Capitán HanGuangJun con bastante familiaridad, más de lo que a algunos les gustaría.

—Conversé con él la noche pasada. Me era desconocida su apariencia, por lo que nunca sospeché de un sujeto borracho—. O al menos no sospechó todo el tiempo. Todos parecían entender, ya que se suponía que ninguno de los Capitanes lo había visto... se suponía. —Pero ahora la pregunta es, ¿por qué el Capitán Jiang WanYin sí parece conocerlo? Y supongo que no nada más él—. Con sus ojos fríos observó a los dos hombres de Yunmeng. Era hora de las respuestas y no se irá sin ellas.

Jiang WanYin se veía molesto, y no tenía intenciones de hablar. Pero FengMian se aclaró la garganta, trató de explicar la situación, sabía que ya no lo podía seguir ocultando, más si quería la confianza y apoyo de los capitanes.

—Supongo que en este punto ya no importa —suspiró cerrando los ojos, cuando los volvió a abrir parecía haber dolor en ellos—. La verdad es que conocemos al Patriarca, o al menos lo hacíamos, pero fue hace mucho tiempo.

—Explíquese Capitán—. Nie MingJue no tenía paciencia, por lo que quería respuestas ya.

—Wei WuXian llegó a nuestra familia a muy temprana edad, sus padres habían muerto, y al ser amigos míos yo lo cuidé. Pero, hace poco más de diez años hubo un accidente en un barco donde viajaban mi hijo Jiang Cheng y Wei WuXian. Todo iba en orden pero pareció que algo chocó con el barco, el daño fue peor de lo esperado y se formó un caos, varios hombres murieron, otros desaparecieron, entre ellos WuXian, lo dimos por muerto, pero poco después empezaron los ataques... volvimos a toparnos con él.

—¡El maldito seguía vivo! Y se veía más vivo que nunca —Jiang Cheng explotó—. Sí, es cierto, algo pareció golpear el barco donde viajábamos, yo quedé inconsciente y cuando menos lo pensé desperté en una embarcación de pescadores que por suerte pasaban por la zona. Pero WuXian jamás apareció. ¡Sólo para que llegara años más tarde cambiado y con una pésima actitud! ¡Hicimos mucho por él! ¿Y así es como nos paga? ¡No! ¡Le daremos su castigo!

Lan XiChen empezó a hablar, ahora las cosas tenían sentido. —¿Es por eso que Yunmeng quería quedarse con él?

FengMian asintió con su cabeza. Era comprensible, el hombre no entendía porque Wei WuXian actuaba así. Si siempre estuvo vivo ¿Por qué nunca volvió?

—¿Cuántos conocen su verdadera identidad? —cuestionó MingJue.

—Muy pocos. Mi familia y hombres de confianza que trabajan en nuestros barcos. Como siempre aparece esa extraña neblina casi nunca pueden verlo.

ZiXuan se sintió algo incómodo.

—¿YanLi sabe?— que su esposa supiera algo como eso no le hacía sentir bien.

FengMian negó. —Pero mi hija no es tonta, antes de ver con mis propios ojos a Wei WuXian ella afirmaba que él no había muerto. Decía que podía sentir que estaba vivo, y al final tuvo razón.

A pesar de que YanLi desconocía la identidad del Patriarca Yiling siempre parecía defenderlo y hablar cosas buenas de él. Tal vez su amor de hermana le hacía confiar ciegamente en el hombre. Eso enojaba a Jiang Cheng, no quería que su hermana confiara en un traidor.

Contra Los Siete MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora