Capítulo 19. Wen I.

4.2K 813 80
                                    

Las peligrosas aguas se empezaban a agitar con fiereza, el cielo oscuro repleto de densas nubes hacia el ambiente más pesado, dando un toque hostil. Chenqing se colocaba en posición para atacar, sólo requería de la orden y el caos se desataría.

Lan WangJi empezaba a sentir una presión en el pecho, podía ver como la mirada de Wei Ying había cambiado totalmente, era fría y algo perdida, además de que parecía tener un único objetivo, el cual estaba bañado en una palpable sed de venganza.

—¡FUEGO! —La voz de WuXian resonó con fuerza, con esa simple pero poderosa palabra la batalla empezó. Chenqing no era el único que abrió fuego con los cañones, en cuanto el gran navío de velas negras se acercó a uno de los tantos barcos Wen, el Patriarca Yiling saltó sin pensarlo al lado enemigo.

—¡Wei Ying espera! —Lan WangJi le llamó pero sólo observó como las peligrosas espadas de WuXian se teñían de un brillante escarlata, por lo que sin perder tiempo también se dirigió al barco enemigo.

El sonar del metal entre espadas estaba por todas partes, grandes olas tragaban embarcaciones más pequeñas, el mar claramente favorecía al Patriarca Yiling. Poco a poco los navíos de los Wen iban cayendo, pero tan pronto como uno era derribado otro aparecía a la vista, además de que algunos marineros empezaron a subir a Chenqing, por suerte la tripulación de Wei WuXian estaba más que preparada para esto.

Los minutos de la batalla se iban extendiendo, entre aguas agresivas y sangre derramada los tripulantes de Chenqing se defendían.

—¡Maldita sea no tienen fin! —se quejó Wen Qing mientras estaba de espaldas al Lan en uno de los tantos barcos Wen. —¿Dónde están los Capitanes? ¡No podemos hacer esto para siempre!

—No lo sé, debería estar aquí —respondió Lan WangJi mandando a un hombre al agua—. ¿Dónde está Wei Ying? —se había descuidado un segundo y ahora lo había perdido de vista.

—¡Yo que voy a saber! ¡Se supone que tú lo cuidarías! —le gritó la Wen clavando su espada justo en el corazón de uno de los hombres—. Regresaré a Chenqing, parece qué hay más hombres de los que calculamos.

Lan WangJi asintió, por su parte trataba de encontrar una familiar figura negra, pero únicamente había caos, empezó a llover y algunos rayos comenzaban a caer, el sonido de los truenos se hacían presentes para segundos después una brillante luz iluminará el panorama por instantes. Lan WangJi comenzó a desesperarse, sentía que tenía que estar a lado de Wei Ying, no sabía porque lo atacaba ese presentimiento, pero una cosa era segura, si no llegaba a su lado pronto sucedería algo terrible.

La sensación de ser emboscado alertó al Lan, en cuestión de segundos logró bloquear un ataque que provenía de su espalda. El choque de espadas fue tan fuerte que pequeñas chispas saltaron, la persona que estaba delante de Lan WangJi parecía tener mejor técnica de batalla que cualquier otro de los hombres Wen que había enfrentado hasta ese momento. Cuando un rayo cayó en uno de los mástiles y su luz iluminó todo por unos segundos fue que Lan WangJi pudo observar mejor el rostro del hombre que estaba enfrente. Se trataba de uno de los hijos de Rouhan, Wen Xu.

—Pero qué tenemos aquí, realmente se trata del capitán HanGuangJun —dijo con fingido asombro el hombre—. Zhuliu tenía razón, aunque por un momento lo creí imposible. Después de todo, quién se imaginaría que un respetado Lan se afiliaría con el Patriarca.

Cuando Wen Xu mencionó a Zhuliu varios hilos fueron conectados por Lan WangJi, supo en ese instante que nunca debió permitir que el Wen lo viera en ese entonces, pero ya era tarde y debían pagar las consecuencias.

—¿Dónde está Rouhan? —preguntó tajantemente el Lan.

Wen Xu formó una sonrisa burlesca. —Los muertos no necesitan esa clase de información.

Contra Los Siete MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora