Capítulo 8. Chenqing II.

5.5K 1K 233
                                    


El sonido agitado de varios pasos terminó despertando a Wei Ying que dormía plácidamente.

Rápidamente se levantó y salió a la cubierta del barco, en ella todo el mundo iba de un lugar a otro, las órdenes de Song Lan resonaban por todas partes. No entendía que era lo que pasaba, hasta que lo vio.

Un barco en llamas a una corta distancia, y a su lado otra embarcación disparaba sus cañones. Una gran bandera con el emblema del sol se ondeaba agresivamente.
Wei Ying reconocía esa bandera donde sea, fueron los mismos que atacaron esa vez el barco donde él y Jiang Cheng iban, aquellos que destruyeron todo sin importarles las vidas robadas.

—¡Esos malditos perros!—gritó A-Qing con furia y lágrimas en sus ojos.

Wei Ying sabía que los Wen fueron los causantes de la muerte de los padres de A-Qing, por ello la chica les tenía un odio profundo.

—¡A-Qing! ¡WuXian! ¡Tomen una espada y protéjanse, no hagan nada estúpido! —les gritó Song Lan.

La nave de los Wen parecía acercarse a ellos, por cómo iban las cosas no se veían nada amigables.

Siguiendo las instrucciones los chicos tomaron las espadas y trataron de ponerse en un punto ciego, lejos de los demás.

—¡Qué gran sorpresa! ¡Pero si son las leyendas de los siete mares!—dijo un hombre en voz alta una vez que los barcos estuvieron lado a lado.

—Wen Chao...—respondió XingChen. Conocía esa voz donde fuera que estuviese.

—Parece que me han ahorrado la molestia de ir a buscarles. ¡Ustedes malditos ha destruido varias de mis embarcaciones! —se quejó el Wen.

—Te equivocas, sólo regresamos las cosas a donde pertenecen, tus hombres se dedican a robar y nosotros no podemos permitirles eso —aclaró con voz tranquila el de túnicas blancas.

—¡Son unos...!

—Chao cállate—la voz de otro hombre sonó. Apareció una silueta en la cubierta del barco de los Wen—. Una sincera disculpa por mi hijo —aquel que hablaba era nada más y nada menos que Wen Rouhan—, creo que deberíamos dejar pasar esto, a menos que deseen problemas.

Eso parecía una amenaza en toda su extensión, pero Xiao XingChen y Song Lan estaban lejos de retroceder.

—Wen Rouhan has lastimado a muchos inocentes, creo que la retirada no es una opción, no podemos dejar ir tan fácil a alguien que mata sin remordimiento y por mera avaricia—. La voz de Song Lan era firme y clara, habían esperado mucho tiempo para poder capturar a ese hombre, no se echarían para atrás ahora que estaba justo a su alcance.

Wei Ying podía sentir a A-Qing temblar de ira, la persona que más odia ella estaba ahí, el responsable de la muerte de sus padres.

La sonrisa de Wen Rouhan hizo que los menores se estremecieran. Esto no terminaría bien.

—Esperaba que dijeran algo como eso.

Eso fue suficiente para que la batalla se desatara.

Las órdenes de Song Lan habían sido evitar la confrontación, pero por las circunstancias los menores no pudieron quedarse de brazos cruzados y comenzaron atacar.

Se podría decir que se defendían bien y eran hábiles, pero aún así habían muchos hombres, eran tres veces más que su tripulación, a este paso no durarían mucho.

Los menores cuidaban sus espaldas, era lo mejor que podían hacer. El mar estaba más agresivo que de costumbre, por los el barco era muy inestable, además de que parecía empezar una tormenta.

Contra Los Siete MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora