—¿Tú jamás viste a Chenqing? —cuestionó la menor al hombre de enfrente.
El mayor rio y negó. —Se dice que la última persona en verlo fue el abuelo de mi abuelo. Pero eso fue hace muchos, muchos años.
—Entonces no es seguro que sea real...
El hombre acarició la cabeza de la pequeña. —Que no hayas visto algo con tus propios ojos no significa que no sea real.
—Todos los niños me molestan porque dicen que Chenqing es sólo un cuento para bebés pequeños. Pero yo quiero demostrarles que es real, aunque... si nadie lo ha visto ¿Cómo lo haré?
El mayor arropó a la menor y sonrió. —Ya pensarás en algo.
La niña hizo un puchero. —Me encantaría verlo, todas las historias de ese barco son tan geniales... Yo quiero ser una Capitana y tener una nave como esa abuelo, cuidaría de las aguas y acabaría con los ladrones. Así como HanGuangJun y el Patriarca Yiling.
—Y así será pequeña.
—Pero nadie me cree capaz porque dicen que soy una mujer.
—No les hagas caso —dijo el hombre—. Se dice que en el barco Chenqing había una mujer tan temible que el mismo Patriarca Yiling respetaba y temía.
—¡Wen Qing! —dijo con entusiasmo mientras se sentaba nuevamente.
El mayor asintió. —Sí, Wen Qing —volvió a recostar a la menor—. Ahora a dormir, es muy tarde para que sigas despierta, prometí a tus padres que te llevaría a la cama temprano.
—Pero no tengo sueño abuelo —seguido de eso la menor bostezó mientras entrecerraba los ojos.
—Ya lo creo —el hombre tomó un conejo de felpa que portaba un viejo y maltratado listón rojo.
La pequeña mano de la menor acarició el conejo para después posarse en el lazo.
—¿Realmente crees que le haya pertenecido al Patriarca Yiling? —preguntó más dormida que despierta.
El mayor no contestó al notar como ya había caído en un profundo sueño. Miró a la pequeña dormir plácidamente por un tiempo.
Lan YunShui era una pequeña muy energética, le apasionaba todo lo que tuviera que ver con el mar y en especial con cuentos y leyendas de este. Su curiosidad la llevaba a meterse en problemas en ocasiones, pero siempre terminaba saliéndose con la suya.
Su abuelo aún no comprendía de dónde había sacado eso la pequeña Lan, ni él ni sus padres eran así. Pero lejos de molestarle le agradaba.
El anciano la miró una última vez, se levantó para apagar la última vela y salir de la habitación.
Esperó pacientemente a que los padres de la menor llegaran. Y fue cerca de la medianoche cuando la puerta de su hogar se abrió.
—Me alegra que llegaran sanos y salvos —dijo el mayor.
La mujer de cálida sonrisa asintió. —Lamentamos la demora, una tormenta nos retrasó un poco, espero no te haya causado problemas.
—Para nada, sólo necesitas contarle una historia de su barco favorito y después se duerme.
La mujer rio en voz baja. —En ese caso iré a verla dormir un rato, extrañé mucho a mi niña. Con su permiso.
El hombre inclinó la cabeza. —Adelante, adelante —después sus ojos terminaron en su hijo que esperaba silenciosamente atrás de la mujer.
—Padre —dijo el hombre más joven haciendo una inclinación a manera de respeto—. Gracias por cuidar de mi hija.
El mayor sonrió. —Sabes que adoro a mi nieta, lo hago con gusto, hoy estuvo más animada.
—¿En serio?
—Sí, me platicó de sus sueños por ser una gran capitana. Ella está dispuesta a dar todo de sí misma.
El padre de la niña sonrió. Con tranquilidad se retiró la capa de los hombros, después procedió a quitar dos brillantes espadas de su cinturón.
Los ojos del mayor delinearon los nombres grabados de las espadas. Recordaba cuando en su momento él las utilizó, en sus memorias permanecía la imagen de su padre otorgándoselas, con la esperanza de que en un futuro él hiciera lo mismo. Lo cual cumplió, como dictaba su legado.
Todos los Lan sabían que las espadas de los amantes siempre debían utilizarse para defender y salvar a otros. Esa era la misión que su familia había aceptado.
—Un día ella portará estas espadas con orgullo —dijo el mayor, a lo que su hijo asintió—. Después de todo es nuestro destino. Será la mejor Capitana.
—Que tus palabras se hagan realidad padre.
El mayor se levantó de su asiento y salió de la casa. Esa noche tenía ganas de caminar por el muelle de GusuLan, sentía que necesitaba algo de aire.
El hombre caminaba tranquilamente por las calles, en algunas esquinas había pequeños altares, en los cuales se encontraban algunas jarras de vino. Se sabía que era el favorito del Patriarca, por lo que la gente lo ofrecía como ofrenda. Todos oraban pidiendo prosperidad y paz.
El clima era fresco, pero sin llegar a necesitar de algún abrigo, el mayor terminó caminando por la playa mientras miraba el horizonte. Recordaba vagamente como de niño una vez creyó ver un barco de velas negras a lo lejos, pero solo había sido unos segundos, después de eso jamás miró algo similar.
Aún escuchaba relatos de un gran navío negro navegando por las aguas, incluso la leyenda decía que era un barco fantasma que se parecía únicamente a maleantes y ladrones. Pues eran los únicos que aseguraban verlos.
Fueran ciertas o falsas las historias el mayor siempre creyó en Chenqing. Sólo hubiera deseado conocer a su tatarabuelo para hablar sobre su relación con el Patriarca Yiling y el Capitán HanGuangJun.
El hombre contempló un poco más el horizonte, después se giró y empezó a alejarse. Ignorando por completo al gran barco que empezaba a surgir en la lejanía. Pero ya era tarde, nadie lo veía.
Chenqing seguía tan majestuoso como siempre, en la toldilla dos figuras se tomaban de las manos, manteniendo la promesa de no separarse nunca.
Otra historia que termino, no lo puedo creer quiero llorar. Esta en especial recuerdo que me fue difícil elegir la dirección que tomaría, al final escuché una canción súper triste y me imaginé sus muertes, pero francamente no soy de escribir finales tristes, prefiero dejar un buen sabor de boca en vez uno salado por las lágrimas lol. (Aunque quizás un día me anime jeje)
Bueno, lo único que me queda por decirles es muchas gracias por seguir y ser pacientes con esta historia. Gracias por sus votos y comentarios. 💖
Sin más que decir me despido, chaoooo.
ESTÁS LEYENDO
Contra Los Siete Mares
FanfictionEl comercio por vía marítima siempre ha sido de las mejores formas de ganar dinero, pero desde hace algunos años varias naves empiezan a perder sus mercancías, y esto es aparentemente debido a una temible nave llamada Chenqing. Todo marinero reza po...