Capitulo 31.

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Willow.

El sonido de la alarma me despertó, son las tres de la mañana, Eros se removió a mi lado incomodo, me levanté lentamente de la cama, me duché, puse mi ropa de entrenamiento negra que consistía en un pantalón estilo cargo, una remera cuello redondo y mis botas de combate.

Até mi cabello en una cola alta, besé levemente los labios de Eros y deje una nota en la mesita de luz que decía que mis amigos vendrían a buscarlo para verme entrenar, así el no sale de la habitación.

Agarré mi placa, mi arma y salí de la habitación cerrando la puerta con cuidado.

Una vez afuera me dirigí al campo de combate encontrándome con todos los que estaban en la reunión ayer; los saludé a todos y espere a que el entrenador llegue.

- Buenos días a todos- Dijo el entrenador.

Nosotros en fila lo saludamos.

El entrenador es uno de los Coroneles mas fuertes de la milicia.

-¡Coronel!- Saludamos al unisono.

- Formen grupos de a dos y comiencen a estirar, tienen cinco minutos.

Me puse en el grupo con una teniente y comenzamos a estirar, sentí una mirada a lo lejos, giré la cabeza encontrándome con Eros y mis amigos sentados viendo el entrenamiento, le sonreí para luego continuar con mi estiramiento.

- ¡Formen una fila detrás del circuito, ahora!

Todos comenzaron a formar una fila detrás de mi, no me pregunten por que, pero todos estaban detrás de mi dejándome primera.

- Todos conocen el circuito, quiero que a la orden salgan de a uno, voy a ver todos los movimientos y errores que tengan, tiene que salir totalmente limpio, es un circuito que hicieron millones de veces, ¡¿Está claro?!

- ¡Si coronel!

El coronel soplo el silbato indicándome que era hora de comenzar.

Corrí hacia la larga soga que colgaba del árbol, empece a treparla con los pies en el aire y las manos en la soga, ejercicio de fuerza, al llegar a la esquina toqué la campana para luego agarrarme con las piernas y empezar a bajar rápidamente, una vez abajo salté cajones de mas de un metro de altura, seguí corriendo sin detenerme, pasé rápido el pasamanos y me trepé a la red de una pared alta, seis metros para ser exacta, al llegar a la esquina, bajé por el otro lado a la velocidad de la luz, corrí hacia el barro y me deslicé por el intentando que el alambre de púas que esta sobre mi cuerpo no me toque, al pasarlo toqué la campana final y me acerqué al entrenador.

- La felicito teniente James, siempre sorprendiendo- Habló con una sonrisa- Es bueno tenerla de vuelta.

Yo- Solo será por un mes Coronel, el gusto es mio.

- Vaya a cambiarse, en una hora la quiero devuelta pero en el salón de boxeo.

Yo- Permiso para retirarme- Coloqué la mano en mi cabeza.

- Adelante.

Mientras caminaba hacia mis amigos escuche el sonido del silbato que le daba inicio a la chica que había estirado conmigo, me detuve a mirarla un momento, hizo todo bien, es un poco lenta pero va bien, al llegar al barro y el alambre de púas, hizo algunos movimientos que lastimaron sus brazos y hombros, pero finalmente acabo.

Me acerqué a mis amigos y estos me miraban con asco por el barro que cubre mi cuerpo.

Yo- ¿Quien quiere un abrazo?- Reí y comencé a correrlos- Ya, maricones, no voy a hacer nada.

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