31

2K 109 44
                                    

Pov Kyouko Kirigiri.

Veinticuatro horas, y Ryota Mitarai al fin había despertado. Tras presentarme y hacerle una entrevista, me quedé un rato allí. Él no me había dicho nada que no supiera ya. Estará bien, pero dado a su estado tan... delicado, fue necesario alimentarlo por intravenosa, ahora puede comer sin problemas, pero aun así están haciéndole un par de pruebas. Si hay suerte, tal vez en unos días ya pueda salir.

Admito que me dio pena verlo en ese estado tan deplorable. Se le veía tan débil. Me preguntó cuándo podría irse, le dije que cuando su estado mejorara podría volver a clases. Tras charlar un poco con él, decidí irme, pero al abrir la puerta para retirarme, tres personas me bloquearon la salida.

Los miré a los tres; la enfermera de la clase setenta y siete, el falso Mitarai y Chisa. Me hice a un lado para dejarlos pasar, me agradecieron y fueron rápidamente hacia el demacrado muchacho. La enfermera veía el líquido que se le estaba siendo administrado a Mitarai, para luego destapar con delicadeza al chico y comenzar a ver su cuerpo. El impostor por su parte se mostraba sumamente preocupado, bombardeando de preguntas al pobre Mitarai.

—¡¿Dónde habías estado?! ¡¿Qué te sucedió?!

—Mita... Impostor, d-déjalo. No es bueno que p-pongas tanta presión en él —habló la enfermera.

Mitarai sonrió débilmente ante la preocupación de su amigo. No sé por qué, pero esos dos me recordaban a Makoto y Togami.

—Gracias por cuidarlo, Kirigiri —me agradeció Chisa.

—No hice nada, simplemente le hice algunas preguntas sobre Enoshima.

—De igual manera gracias, no habría sido agradable para él despertar y ver que no había nadie.

Eso puede tener un poco de verdad, no debe ser placentero despertar en una habitación desconocida, espero que el hablar conmigo lo haya tranquilizado un poco al menos.

Ambas manteníamos nuestras miradas en aquel trio. Yo no demostraba mucha emoción, pero ella en cambio sonreía, sonreía de una manera tranquila. Su mirada era suave, como la de una madre viendo a sus hijos, eso me... incómodo.

—He escuchado que Enoshima ha sido devuelta al manicomio.

—¿Eh? Así es. ¿Munakata y Sakakura están bien?

—Sí, están mejor. ¿Y cómo están tú y Naegi?

—Bien.

—Escuché que encontraron a Enoshima un poco... lastimada.

—Tratamos bien la situación, estamos bien.

—Sakakura ahora mismo debe estar ardiendo de celos.

—¿Por qué?

—Porque resolvieron esto antes que él y Munakata —rio—. ¿Y ahora qué sigue?

—No lo sé...

—¿Hm? Em, ¿y dónde está Naegi? Creí que ustedes dos siempre andaban juntos para este tipo de cosas.

Mis ojos se abrieron, no me quedó de otra que apretar mi brazo. Makoto, no quería pensar en él ahora, pero no podía evitarlo.

—Tal vez en su habitación, no lo sé. ¿Ustedes tres que harán?

—¿Eh? Ya que no hay que lidiar con Enoshima, y ya que Mitarai está bien, creo que no haremos nada, lamento que no hayamos sido de mucha ayuda.

—Hicieron lo que pudieron. Gracias por dejar que Hinata formara parte de tu clase, sé que debió ser algo difícil tratar con él.

Necesito de ti (Naegiri) (Hinanami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora