Envidia

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Pov Celestia Ludenberg.

La fiesta estaba llegando a su fin, la mayoría de la clase setenta y siete ya se había largado, así que sólo quedaba mi clase. Volteé, viendo a cada uno. Sincerándome, ya estaba algo cansada y quería irme a dormir.

La mayoría se veían igual que yo, cansados, Fujisaki incluso era cargado por Oowada, sin duda el pequeñín estaba agotado.

—¿Q-Quieren hacer algo? —preguntó el borracho de Hagakure.

Casi me olvidada, la mayoría de nosotros estábamos un poco pasados de copas. Miré a mis amigas, esperando sus opiniones. Asahina no decía nada, simplemente estaba subida en Oogami como si fuese su corcel. Fukawa miraba al resto del alumnado, esperando que ellos decidieran. Suspiré y me apreté el entrecejo.

—¿A la casa de Togami? —sugerí.

—¿Y a ti quién te invitó a mi casa?

—Tú acabas de hacerlo.

—Mentira.

—¿Ya lo olvidaste?

—No estoy tan borracho, Celes.

Chasqueé la lengua.

—Valía la pena el intento. Vamos, una fiesta entre la clase setenta y ocho.

—¿Y por qué en mi casa?

—Porque no creo que quepamos tantos en uno de los departamentos de la residencia.

—Vamos, Togami, Togami...

El alumnado detrás de mí no tardó en empezar a corear el apellido del heredero. Él apretó su entrecejo y suspiró resignándose a que tendría que invitarnos a su mansión.

—Algo tranquilo, noche de películas, ¿qué dices? —propuse.

—Sólo por esta vez.

Reí.

—Hey, Kyouko, mira lo que...

Empecé a voltear en busca de mi mejor amiga, pero no estaba por ningún lado. ¿Dónde se metió? Miré al resto de mis amigas, ellas simplemente miraron un poco el lugar y subieron los hombros, tampoco sabían dónde estaba.

—¿Por qué veo todo borroso? —preguntó Togami.

Sonreí y estuve a punto de reírme, pero opté por no decir nada. Togami tenía sus gafas justo sobre su cabeza. Fukawa fue una de las pocas decentes que le hizo señas para que se tocara la cabeza, Togami al sentir el plástico de sus gafas, rápidamente volvió ponérselas y parpadeo un par de veces.

—Bien, ahora vamos a... ¿Y Makoto? —preguntó el noble, en busca de su amigo.

—Tal vez Celes sepa —bromeó Kuwata, provocando un par de risas.

—¿Qué pasa? ¿Sigues enojado porque preferí a Makoto? —pregunté burlona, provocando otro par de risas.

—No, no después de ver cómo te bateó...

—¿Al igual que las chicas de la fiesta hicieron contigo?

Kuwata levantó su dedo medio en mi dirección. Yo, con la mayor amabilidad que pude, le levanté ambos dedos.

—¿Alguna tiene batería en el móvil para llamar a Kyouko? —preguntó Asahina, mirándonos.

—Tú tienes mi teléfono, déjame llamarla —respondí.

Asahina asintió y tras buscar un poco en sus bolsillos, al final me entregó mi teléfono.

—¿Y Kirigiri estuvo bien con eso? —preguntó Oowada.

Necesito de ti (Naegiri) (Hinanami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora