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Pov Makoto Naegi.

—¿Estás mejor? —preguntó Hagakure al vernos llegar.

—Sí...

—Tal vez debas sentarte un rato y tomar agua.

—Tienes un poco de... —avisó Yamada, señalándose una de las comisuras de sus labios.

Usé el dorso de mi mano y me limpié la boca, para luego escupir en el suelo. Esperaba deshacerme de ese sabor asqueroso. Como un ángel salvador, Byakuya me entregó un vaso de agua. Agradecí, tomé un pequeño trago para limpiar mi boca y escupí el líquido, para luego dar el verdadero trago.

—¿Quieres una menta o un chicle? —me ofreció Yamada.

—Sí, por favor.

Yamada buscó un poco entre sus bolsillos y me dio varias pastillas de menta y un par de chicles. No sé si él estaba exagerando, pero metí varias de las pastillas en mi boca. Quería deshacerme por completo del sabor a vomito y de paso evitar tener ese asqueroso olor en la boca. No quiero ni siquiera oler algo que tenga alcohol.

—¿Así que... el juego de la botella? —preguntó Hagakure.

—Dios —me quejé tocando mi frente, las estupideces que dije me perseguirán de por vida—. Por favor, olviden todo lo que dije.

—¿Entonces Mioda quería...?

—¡No! ¡Silencio! ¡No quiero hablar de eso! —grité.

—Wow...

A partir de eso estuve insultándome mentalmente por un rato, los chicos simplemente hablaban. Al no estar muy interesado en la conversación, divagaba con la mirada, observando a todos los de alrededor. Al estar más sobrio que antes, ahora sí podía ver las cosas con más claridad.

—Ahora que me fijo, Kirigiri es bastante linda.

Mis ojos se abrieron de golpe y giré bruscamente hacia Kuwata, quien había sido el que formuló aquel comentario. Kuwata pareció darse cuenta de lo que dijo, ya que me miró sonriendo incomodo y luego me apuntó un lugar a la distancia. Con el ceño fruncido miré dónde apuntaba.

A lo lejos vi a Kyouko. Ella vestía un traje de coneja, que resaltaba sus hermosas curvas, mentiría si dijera que no se veía bien. Ella hablaba amistosamente con el resto de chicas de nuestra clase, se le veía feliz. No podía apartar los ojos de ella, se veía preciosa.

Tal vez ella sintió mi mirada, ya que de un momento a otro giró en mi dirección y se dio cuenta de que la estaba mirando. Aparté la vista de inmediato por aquello.

—Y tiene un buen cuerpo —siguió Kuwata—. Si no fueras mi amigo, ahora mismo iría tras ella.

—Si fueras tras ella, seguramente te rechazaría —declaré de manera amarga, para no decir "Cállate o te daré un puñetazo".

—Existe la posibilidad. Pero soy un hombre con códigos, no voy tras las exnovias de mis amigos.

Suspiré, pero Kuwata cambió su expresión, notándose ahora más serio y preocupado que antes.

—Hey... em... Escúchame, lamento lo que pasó hoy. Dije un par de cosas que no debí.

—Kuwata, ya hablamos de esto en la mañana. No hay problema, no estoy enojado, además, yo también te dije un par de cosas.

—¿Entonces estamos bien?

—Claro, sin rencores.

Kuwata suspiró aliviado. Siendo sincero, yo también había estado preocupado por aquello, así que saber que no había problemas entre mí y Kuwata, significaba quitarme un gran peso de encima.

Necesito de ti (Naegiri) (Hinanami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora