ROXXANE JHONSON

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Albus entró junto a Scorpius a la habitación que ambos compartirían con el hermano del primero.

—Ag, no con James —se quejaba el ojiverde. Sus manos alborotaban, más de lo que ya estaba, su cabello.

—Albus...¿no crees que somos demasiado obvios? —preguntó el rubio—, No me mires como si estuviera loco —dijo, ya que el mencionado le vio con una cara de ¿Qué estás hablando?—. Creo que Serena y Lily sospechan algo...

—¿Por qué piensas eso?

—James lo sabe ¿no?, sé que Fred pudo decirle al escucharnos hablar, y James pudo decirle a Lily que lo comentó con Serena, al menos espero que haya quedado hasta ahí el mensaje, pero la reacción de mi padre, que antes no le molestaba el hecho de compartir tiempo juntos, me ha hecho recabar en la posibilidad de  que ellos, o al menos mi padre, se figuran que tenemos algo —suspiró—. Creo que ya es momento de decirles ¿Por qué me miras así? —Albus sonrió y se acercó más a Scorpius.

—Me encanta cuando te pones en posición de científico usando palabras rebuscadas —agarró los cachetes de su novio con ambas manos y acercó más sus rostros—. ¿Estás seguro de qué quieres decirles ya? —Scorpius lo miraba nervioso ante la cercanía.

—En primera, no-no me toques los cachetes —agarró las manos de su novio apartándolas de sus mejillas—. Y segundo, no sé si estoy seguro, ¿Qué pasa si padre ya no me quiere? Si piensa que el hecho de que me gusten los hombres no es digno de un Malfoy —se abrazó a si mismo en un intento de darse confianza. 

—Tú padre se crucia a sí mismo antes de hacerte algún daño —Albus rodeo con sus brazos el cuello de Scorpius—. Además, yo estaría contigo para defenderte.

—Mi padre te acaba de mirar y has corrido como si hubieras visto un dementor —Scorpius alzó una ceja.

—Scorpius Hyperion Malfoy, —dijo Albus solemnemente— oficialmente has arruinado el momento —bojó sus brazos del cuello del rubio.

—Entonces déjame arreglarlo —dicho esto, fue él quien agarró el cuello de su novio y le besó.

Ambas manos viajaban por la espalda del contrario hasta llegar a recorrer la parte superior de su espalda produciendo una poderosa cantidad de escalofríos. Albus se estremeció, apretó las manos contra la cintura de Scorpius, acercándolos más. El rubio subió más, colocando sus brazos por encima de los hombros del azabache, y enterró sus manos en su pelo, revolviéndolo y acariciándolo al mismo tiempo. Albus comenzó a besar el cuello del rubio cuando la puerta se abrió con tal fuerza que chocó contra la pared. James Sirius apareció con los brazos abiertos.

—¡Hermanito! —Albus empujó a Scorpius hacia una de las camas que había. Miró peligrosamente a James.

—¡Qué no sabes tocar! —le reclamó. La sonrisa de James cayó por un segundo pero volvió a formarse, aunque no parecía tan genuina.

—Es mi cuarto también —cerró la puerta tras suyo y caminó hacia la cama de en medio.

—Pude estar desnudo —objetó Albus.

—He vivido contigo 16 años, ya he visto lo suficiente —guardó el saquito con 50 galeones que, muy generosamente, le había dado el señor Malfoy.

—Scorpius pudo...

—Scorpius —interrumpió James a su hermano—, se hubiera quedado en el baño para cambiarse. Hablando de baño —se estiró hacia arriba cerrando los ojos, suspiró aliviado—. Voy a darme una ducha —abrió los ojos fijándose por primera vez en Scorpius que estaba sonrojado y agitado. Frunció el seño—. O tal vez sea mejor que el rubito tome una ducha primero.

VIAJE EN EL TIEMPO [SCORBUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora