Hacía mucho calor, en ocasiones los rayos del sol me cegaban. Naya se sentó junto a mi con un helado de agua, le sacó la envoltura con mucho cuidado y se relamió los labios contemplando su botín.
El helado se derretía rápido, un poco del pegajoso líquido se deslizó por su mano y muñeca. Dio la primera lamida a su codiciado postre, rozando la extensión de la paleta con su húmeda lengua, no tardo mucho antes de meter la punta del helado en su boca y succionar con fuerza. Hizo una serie de ruidos húmedos que fácilmente podían mal interpretarse, trague saliva y miré a mi alrededor, sorprendentemente nadie le estaba prestando atención ¿solo yo veía este espectáculo?
Sus carnosos labios, ahora pintados de rojo por el frío líquido, rodeaban el helado con fuerza, llegando a partir la punta y tragarla completa. Su boca encontró el ritmo adecuado, alternado entre lamidas y succión. Naya disfrutaba de su manjar con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas, parecía deleitarse con cada lamida.
Noto mi mirada y dirigió sus ojos hacia mi, dándome toda su atención mientras seguía en su tarea. Sonrió de lado y prosiguió a dar lamidas cada vez mas lentas y largas, metió todo el helado en su boca, la punta de la paleta estiró uno de sus cachetes y yo me mordí el labio inferior intentando reprimirme. Lentamente deslizó el helado fuera de su boca y le dio una corta y juguetona lamida final antes de hablarme en un tono seductor que no le había escuchado nunca.— ¿querés ser el siguiente?
Mordió el helado con sus hermosos dientes blancos y no esperó a que el trozo se derritiera, lo tragó completo.
Abrí los ojos y me topé con el blanco techo de mi habitación, confundido por el repentino cambio de escenario, mire a mi alrededor y efectivamente estaba en mi casa. Algo se sentía diferente, levanté mis sabanas y noté mi miembro sólidamente erguido, lo rodee con mi mano derecha automáticamente, me dolía, sentía que estaba a punto de explotar. Corrí al baño de mi habitación y trabé la puerta, cerré los ojos y pensé en naya, intenté recordar el sueño que tuve, como lamía cuidadosamente ese helado, sus hermosos labios rojos y su erótica voz.
«¿querés ser el siguiente?»
Frote mi pene aun mas rápido, recordé su enorme trasero meneándose mientras subía las escaleras, sus cálidas, regordetas y pequeñas manos, sus ojos oscuros seductores y esos hermosos labios carnosos que tanto deseaba. Intente imaginarlo de rodillas frente a mi, frotando mi pene con sus suaves manos, chupandolo con su boca, estirarle las mejillas por el grueso tamaño de mi verga y que me lamiera con su lengua. Quería que me viera con esos ojos tan profundos y misteriosos, tirar de su suave pelo y acariciar su cabeza con gentileza y un poco de fuerza para hundirle mi miembro aun mas profundo y en el mejor momento, venirme en su boca y que se tragara todo mi semen...Me corrí, el espeso chorro cayó en el inodoro y tire la cadena, el agua se había llevado la evidencia pero el sentimiento continuaba. Me lave la cara intentando espabilarme, frote mis ojos con fuerza, una parte de mi quería negar la realidad y la otra solo deseaba rendirse.
— me gusta Naya.
Me gusta, me gusta mucho, me gusta todo, no puedo pensar en algo que no me guste de el, lo quiero, lo deseo... Y mierda que lo deseo. Algo me duele, es como un pinchazo en el corazón, un escalofrío recorrió mi cuerpo, tengo miedo, me cuesta respirar cuando pienso en el, el su enojo justificado y la mala percepción que tiene de mi... Solo puedo decir que me gané su desprecio a pulso, pero tal vez no era demasiado tarde para corregir eso ¿como gustarle?
Me refiero a que, evidentemente tengo la apariencia a mi favor, incluso deslumbro a hombres supuestamente heterosexuales, seria difícil encontrar a alguien tan atractivo como yo... Pero con naya eso no vasta, no puedo valerme de un recurso tan básico ¿que podría marcar la diferencia para el?Aun sumido en mis pensamientos, me dirigí a la escuela, había algo importante, algo que no tenía que olvidar...
Vi a naya sentado en la escalera, parecía anotar algo en un cuaderno mientras escuchaba música por sus auriculares, movía rítmicamente el pie izquierdo, como si estuviera marcando la música.
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Hambre De Ti (BL)
RomanceFranco no solo es rico, apuesto y popular, también es el bully más cruel de la escuela. Puede tener a la chica que quiera, pero él solo puede pensar en una persona... El gordo del salón.