Capítulo VII

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Tanjirou se encontraba consolando a su amigo, que ya no podía retener las lágrimas. No quería llorar, pero el golpe le dolió mucho, además de toda la carga emocional que tenía en el momento. Estaba siendo asistido por la enfermera Shinobu, rodeado por el grupo de profesores que lo miraban con preocupación, pues el golpe se escuchó muy feo. 

Shinobu le estaba pasando una crema por el rostro, mientras reprendía al profesor Tomioka por ser un desconsiderado. Tanjirou los observaba con incomodidad, pues la discusión nunca terminaba debido a los sarcasmos que se remataban. Las lágrimas de Zenitsu salían sin cesar, y empezaba a hipar.

Rengoku sensei le pasó una botella de agua a Tanjirou para que se lo diera a su amigo que, al recibirlo, hizo un sonido involuntario bastante vergonzoso al sentir el roce de la mano del profesor. Zenitsu quiso aguantar la risa, pero no lo logró. Su amigo estaba rojísimo.

La escena era bastante inusual, pues Zenitsu se mataba de la risa mientras seguía llorando a mares, su amigo Tanjirou estaba completamente hecho un tomate. El profesor Rengoku estaba desorientado y con una sonrisa divertida en el rostro. Y Uzui observaba todo con asombro. Tantas expresiones en un solo momento, era digno de una pintura, por lo que decidió sacar su teléfono para aprovechar y tomar una fotografía. 

Shinobu lanzó una pequeña risa mientras se apartaba de Zenitsu, rompiendo con el cómico momento — Ya estás, pequeño. Puedes descansar, el profesor Tomioka suele ser muy cruel, pero se disculpará contigo, ¿no, Tomioka san? — se dirigió a su compañero con una sonrisa pacífica.

Tomioka sensei la miró inexpresivo, pero, quizás ahorcándola en su mente. — Disculpa — se expresó hacia su estudiante. — Puedes descansar. — finalizó mientras se giraba para irse a su oficina. Shinobu también se retiró al momento, no sin antes ofrecerle su ayuda a Zenitsu por si volviera a sentir un fuerte dolor. El rubio se secaba las lágrimas con su muñeca izquierda a la vez que agradecía su atención. — Shinobu senpai es tan bonita — murmuró con una sonrisa boba. 

Tanjirou aún no sabía cómo actuar, aún estaban en compañía de Uzui y Rengoku sensei, por lo que hacía movimientos torpes para poder expresarse. — Oh, aquí hay agua, Zenitsu, por si lo necesitas — dijo aún con un notorio sonrojo. Zenitsu aceptó la botella y bebió copiosamente. 

— Gracias — dijo en lo bajo, aún con pequeñas lágrimas en los ojos. No sabía si era por el dolor o por la risa que le causó la estupidez de su amigo. Dio un carraspeo y miró a los profesores que estaban junto a ellos, mirándolos fijamente. — Ahm...

— ¡Nosotros ya nos vamos!, ¿verdad, Tengen san? — ¿Rengoku estaba con una sonrisa nerviosa? Se percató de que sus manos le temblaban. ¿Acaso ya se dio cuenta de las insinuaciones tontas de su amigo? Pensó Zenitsu. 

— ¿Ah?, sí. — asintió Uzui sin apartar la vista de los dos estudiantes — Nosotros veníamos junto Tomioka san... — ¿por qué dijo eso? No le estaban exigiendo una explicación. Se reprendió mentalmente mientras desviaba su mirada a un costado.

— Si nos necesitan pueden acercarse a nosotros sin problema — propuso Rengoku aún nervioso. Se había percatado de la reacción de su estudiante cuando rozó su mano. Su mente aún estaba tratando de comprender lo que había pasado. — ¡Hasta luego! — se despidió con una sonrisa.

— Sí, ahm, que te mejores — animó Uzui al rubio, dando unas palmaditas a su cabeza. Sonrió cuando este por fin lo miró a los ojos, y lanzó una pequeña risa al ver cómo sus mejillas se tornaban de color rosa.  — Ya no llores — demandó, dándole un estirón en las mejillas. Y se marchó junto con su compañero.  

Tanjirou observó cómo la expresión de su amigo iba cambiando, primero estaba con los labios fruncidos, luego pasó a poner una sonrisa para terminar con las mejillas infladas. Se mordió el labio inferior, pues empezaba a pensar en muchas cosas. Se mordió la mejilla interna, tratando de no lanzar una risa por ver la cara aniñada de su amigo.

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