Capítulo III

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Aún no podía asimilar la situación en la que se encontraba. Trató de despejarse y dejar pasar aquel mal rato. Pero no lo comprendía, ¿ese hombre en verdad sería su profesor? Creyó que simplemente era un amigo de Sanemi sensei, pues el profesor de matemáticas parecía tener el mismo estilo que ese tipo. Hizo una mueca frunciendo los labios y se fijó en el pizarrón. Leyó detenidamente todo lo escrito allí, con la intención de no observar a su profesor. No podía negar que moría de vergüenza. Las pocas oraciones escritas no lo estaban ayudando. Por lo que se dispuso a releer. — ¿Profesor Uzui Tengen? Hmm, ok... ¿Maestro de arte? Sí, ajá. ¿Dios de la extravagancia? Ok. ¿Qué? — Pausó. ¿Quién demonios era este tipo? — pensó aturdido.

— ¿Estas ciego, Monitsu? — preguntó Inosuke. Por cierto, se había olvidado de que podía hacer charla con sus amigos. Así se mantendría ocupado y dejaría de pensar en su mala suerte. Ya no sentía la mirada inquisidora del profesor, era un alivio. — ¿Por qué te quedas viendo el pizarrón si ya pasó harto tiempo? — Inosuke lo miraba con curiosidad. Pero, qué desgraciado era.

— Oh..., es que, estoy tratando de interpretar lo que escribió el profes...

— ¿Qué es lo que no comprendes, niño? — interrumpió el profesor. Nuevamente podía sentir su mirada sobre su espalda.

— ¿Ah?— fue lo único que pudo pronunciar Zenitsu, pues volvía a entrar en crisis tras el susto que le dio la repentina invasión del profesor. Sin dudas, la culpa la tenía su amigo que siempre lo exponía a la ansiedad.

— ¿Algo no te quedó claro? — preguntó nuevamente el profesor. Zenitsu aún no había cambiado de postura, seguía dándole la espalda, pero sintió cómo este se levantaba de su escritorio y se acercaba a él. Sintió cómo los vellos de su brazo se erizaban y un escalofrío recorría su espina dorsal. — Si tienes alguna duda, puedes simplemente preguntarme. No tengas miedo — terminó cuando ya estaba lo suficientemente cerca de su estudiante. Aquel chico que lo tachó de vándalo. Ese chico no tenía estilo, ¿cómo osaba insultar su extravagante apariencia? Sin dudas, tendría que trabajar mucho en el chico para que pueda admirar el arte.

Zenitsu levantó la mirada porque la situación lo meritaba. Sería una falta de respeto si no lo hacía, y sería una razón más para que el profesor lo discrimine. Al verlo parado allí, no pudo evitar sobresaltarse más y la expresión que puso no pudo disimularla. ¡El hombre era un gigante! Lo miraba desde arriba con unos ojos rojizos. ¡Era el demonio en persona! Portaba una sonrisa que no aportaba a su intención de mostrar amabilidad, más bien, lo hacía más intimidante. ¡Oh, Dios, ese hombre lo intimidaba más que el vice director Muzan! Ni una sola palabra pudo salir de sus labios, lo miraba fijamente, como si quisiera atravesarle el alma... ¿Cuál era la intención de este hombre? , pensó.

Ignoró por completo que lo llamó miedoso, fue así, ¿no? ¿Lo estaba tratando de inferiorizar? Apenas llegó de un momento de orgullo con el director Ubuyashiki, y ahora venía este tipo a hacerle creer que tenía miedo de él. Apartó la mirada y jugueteó con su lápiz. ¿Estaba bien ignorarlo? Se preguntó internamente. Debería decir alguna palabra, suponía.

Aparte de la intensa mirada del profesor, pudo sentir la atención de sus dos amigos. ¿Acaso Tanjirou no podía protegerlo de ese mastodonte? Además, ¡el profesor no se inquietaba ni tampoco retrocedía!

— ¿Gracias? — respondió Zenitsu con confusión. Necesitaba que ya lo dejara en paz.

— ¿Por qué? Si no te hice ningún favor — respondió el profesor que no se movía de su posición, con una sonrisa socarrona para rematar. — No tengas miedo de preguntarme alguna cosa, ¿o acaso mi apariencia vandálica te intimida? — preguntó con sorna. Este hombre no olvida... pensó Zenitsu.

ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora