Capítulo XXXII

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Zenitsu se había preocupado por su aspecto físico, por lo que decidió volver a iniciar con sus tratamientos de belleza. Se había puesto un poco de rubor para no estar tan pálido, se sujetó parte de su flequillo a un costado colocándole unas pincitas. Su relamió el labio luego de pasarse brillo para resaltar más y solo llevó su camisa con corbata. Decidió dejar de usar su sueter amarillo por un tiempo para cambiar un poco más.

Una vez que llegó a la academia, se dispuso a cumplir con sus responsabilidades. Cuando llegó junto a la secretaria Tamayo, esta le explicó que pronto tendrían un festival para celebrar el aniversario de la academia, por lo que debería empezar a organizar algunas cosas que dejaría a su cargo, Zenitsu solo aceptó. Era su deber.

Ahora se encontraba recorriendo los pasillos aún un poco vacíos para ir entregando las carpetas a los profesores, llegando así hasta el aula donde se encontraba Uzui sensei, quien se encontraba desayunado en su escritorio. Zenitsu sonrió de lado y se mordió el labio inferior. Su sensei era muy adorable.

— ¡Hey! — saludó el albino al percatarse de la presencia de su chico, lo invitó a sentarse y a que lo acompañara a desayunar. — Mira, son pancakes — dijo acercando un pedazo a la boca del rubio, quien aceptó con gusto.

— Al parecer no te dio tiempo de desayunar en casa, ¿por qué? — preguntó Zenitsu a la vez que terminaba de probar ese bocado. Uzui hizo una mueca y se relajó en su asiento sorbiendo un poco de su café.

— Tenía ansiedad así que me pareció buena idea desayunar aquí y esperar a verte. — respondió con una sonrisa divertida, sonrojando al rubio. — Por cierto, estás más cambiado... ¿te teñiste el pelo? — preguntó en broma. Rió al ver las expresiones de su chico.

— ¡Hey! — se quejó riendo con él. — Idiota. Solo decidí venir diferente hoy. — respondió acomodando su corbata.

— Sí, gracias a Dios que es viernes - respondió entretenido. — Te ves muy bien, mi amor — halagó a la vez lo tomaba de la mano. — Eres hermoso — demasiados halagos asustaban al chico, haciendo reír al albino. — Ven a darme un beso — pidió.

Zenitsu hizo una mueca y se levantó para acercarse a él, sintió las manos de su profesor sobre su cintura y ladeó el rostro para darle un corto beso. Uzui se quejó al verlo separse nuevamente de él. — Eso no fue un beso — infló las mejillas. Estiró el brazo de su chico y lo acercó otra vez para unir sus labios, esta vez en un beso más prolongado.

— Dime..., ¿cómo es eso que tienes ansiedad? — preguntó entre sus labios. Uzui se separó de él con una sonrisa a la vez que acariciaba la cintura de su chico.

— Bueno, la vida de un adulto no es tan fácil como aparenta — respondió mirándolo fijamente. — Tienes que disfrutar tu juventud — dijo tomándole de la mano para besar el torso de esta, sonrojando aún más al rubio.

— Hablas como si fueras un anciano — comentó provocando que el albino vuelva a reír. — Aún eres joven, pero supongo que es estresante trabajar, ¿no? — Uzui ladeó la cabeza y asintió.

— Ahora no me cuesta mucho. Trabajo en algo que me gusta, además de poder verte casi todos los días... — respondió.

— ¿Entonces qué es lo que te provoca ansiedad? — preguntó inflando las mejillas. Uzui volvió a darle un corto beso para luego besar su mejilla.

— A veces uno piensa mucho, en las cosas que fueron y las que van a ser... — respondió dejando cortos besos en el rostro de su chico. — Supongo que la ansiedad es un requisito para ser adulto. —

— Vaya, ser adulto es aburrido... — murmuró el rubio. — B-bueno, si tienes algún problema sabes que puedes contar conmigo... — musitó con la mirada baja. — Puedes llamarme o escribirme si no puedes dormir. Yo te haré compañía. — animó al albino, quien se detuvo a mirarlo fijamente.

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