Capítulo XXX

8.6K 798 833
                                    

Zenitsu se sentía más motivado para hacer las cosas, sus labores como prefecto eran pan comido, con suerte ya no se había encarado con los típicos bravucones del último año, se disponía a juzgarlos en silencio, anotando sus nombres en su libreta de la muerte para entregar alegremente el informe a la secretaria, quien se encargaría de reportarlos. Trataba de evitarlos a toda costa, ya que sabían que era él quien los reportaba, pero era muy escurridizo, así que era imposible que se acerquen a él. Kaigaku seguía defendiéndolo, algo hastiado, pero era el único que podía controlar a sus amigos. 

— Demonios, echan demasiada miel — se quejó Inosuke mirando con una mueca de desagrado a sus amigos, quienes se encontraban suspirando por sus profesores que se encontraban conversando a lo lejos. 

Habían decidido ir a la cafetería para descansar luego del examen de matemáticas, el profesor Sanemi se había excedido con los problemas de estadística, baleando a cada uno de sus estudiantes dejándolos moribundos. No tuvo compasión ni consideración con ninguno. Pudieron verlo sonreír con malicia mientras los observaba rendir. Zenitsu salió llorando luego de entregar su examen, Tanjirou solo fruncía los labios en una sonrisa e Inosuke solo los siguió colocándose un lente negro y arrastrando los pies. 

Al llegar a la cafetería decidieron compartir resultados, haciendo que el rubio empezara a lagrimear nuevamente. Al parecer no le había ido tan bien... Comieron un poco, entre hipidos y sus expresiones cambiaron completamente al ver a sus crushes. Inosuke solo rodó los ojos mientras se consolaba con su jugo instantáneo y su sándwich de carne. 

— ¿Y bien? ¿Ya te decidiste, Gonpachiro? — preguntó Inosuke sorbiendo de su jugo. Tanjirou hizo un mohín y se acomodó en su asiento. 

— Hoy tengo tutorías con Rengoku sensei... — murmuró, sería su primera tutoría con el sensei, por lo que estaba un poco nervioso.

—¿Hm? — Zenitsu se volteó a ver a sus amigos. — Supongo que eso te ayudará a disipar las dudas... — animó a su amigo, quien se veía en un debate mental. Según Tanjirou, Rengoku sensei ya no le había escrito luego de haber coordinado las tutorías, por lo que solo el de cabellos burdeos parecía interesado.

— Pues sí, eso espero... — susurró a la vez que comía su sándwich sin ganas. — Aún siento algunas cosas cuando lo veo..., me pasa lo mismo con Giyuu san, aunque creo que con él es a causa de lo que tuvimos el sábado... —

— Dios, Tanjirou. Todo el mundo se muere por Tomioka sensei y él solo tiene ojos para ti — declaró el rubio. No le estaba reprochando nada, solo quería implantarle esa idea a su amigo para que deje de lado a Rengoku sensei. 

— Monitsu tiene razón. Es muy difícil conseguir que alguien atractivo corresponda los sentimientos... — comentó el de hebras azuladas relajándose en su asiento. — La rubia también tiene suerte. — 

— Hey — señaló Zenitsu. — Tampoco puedo asimilar la idea de que Uzui se haya fijado en mí, ¿sabes? — 

— Deberías casarte ya para retenerlo contigo para toda la vida. — sugirió Inosuke, ganándose las miradas espantadas de sus amigos. Quería ver el mundo de sus amigos arder de esa forma. 

— ¡Inosuke! Ahh... — el rubio se había sonrojado de sobremanera. — ¡No lo haría! Aún no me pidió que sea su novio... — murmuró cabizbajo.

— ¿Aún no? ¿Por qué se tarda tanto? ¿Ya se comieron y aún no son novios? — preguntó el de hebras azuladas indignado. 

— Tal vez quiera darle más tiempo a Zenitsu — comentó Tanjirou queriendo animar a sus amigos. — Se nota que solo tiene ojos para ti — apoyó a su amigo pasando su mano por su espalda. 

ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora