Capítulo XLIII

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El grupo de profesores se encontraba reunido en la sala común para pasar el rato. Trajeron un poco de comida y bebidas para descansar mientras sus alumnos se mantenían concentrados para la semana festiva. Mitsuri había traído unos postres que encantaban a cualquiera y se disponía a consentir con libertad a su pareja, Iguro, que se veía más calmado. 

Uzui recordó vagamente los postres que su chico hacía y no pudo evitar sentirse mal otra vez. Toda esa semana tuvo que verlo de lejos, Zenitsu ni siquiera quería mirarlo y lo ignoraba como si no existiera más. No lo culpaba, estaba de acuerdo con que él también haría lo mismo si le rompían las ilusiones. 

— ¿Entonces qué harás, Tengen? ¿Ya te olvidaste de tu chico teñido? — preguntó Giyuu al ver al albino ensimismado en sus pensamientos. Tenía una expresión abatida, así que supuso que estaba pensando en cosas irritantes. 

— ¿Hm? — Uzui apenas giró su rostro para verlo. Estaba con ambas manos sujetando sus mejillas y recargándose por la mesa. Comía los postres sin ganas. — Es un tema un poco complejo. — respondió, llamando la atención de Kyojuro.

— Creí que ya estabas decidido a solucionarlo — habló con la boca llena. Giyuu solo entrecerró los ojos al escucharlo y Uzui ladeó la cabeza y pestañeó. 

— ¿En verdad es más que calentura? — se entrometió Sanemi con una mueca confundida. — No comprendo, Tengen. ¿Aún no hiciste nada con él? — eso descolocó a todos los profesores, quienes lo miraron como si estuviera diciendo algo inconcebible. Sanemi frunció el ceño.

Uzui entornó los ojos y se cruzó de brazos. Kyojuro lo miró y asintió con la cabeza. — Es cierto, Tengen, también me sorprende que aún no hayas hecho nada con él. ¿Por qué? ¿Es más que simple romance? — preguntó con interés. 

El albino suspiró y se acomodó al ver que sus amigos estaban rodeándolo expectantes, como si tuviera que dar una noticia insólita. Se mordió el labio y desvió la mirada con un ligero rubor en sus mejillas. Le costaba tanto expresar sus sentimientos a sus amigos. — Me gusta mucho Zenitsu. —

Sus amigos lo miraban impresionados. Kyojuro ya lo sabía, pero igual le seguía impresionando. — ¿Lo amas? — esa pregunta descolocó a Uzui, quien estaba inquietándose. Chasqueó la lengua y asintió inseguro, dándole la razón a su amigo. Nuevamente lo miraban como si estuvieran presenciando algo inaudito. 

— Quién lo creería. El más coqueto de la universidad y el rompecorazones. ¿Enamorado? Tenía entendido, Tengen, que tus conquistas no pasaban de una noche. — comentó Sanemi incrédulo, pero con una sonrisa divertida. Uzui resopló.

— ¿Entonces confiesas que lo amas? — Kyojuro y Giyuu estaban sorprendidos. Rengoku sonrió para luego reír libremente. Su amigo enamorado se veía tan admirable. El albino lo miró con molestia.

— ¿Se están burlando de mí? — preguntó rechinando los dientes, alarmando a los profesores. Mitsuri lanzó una risita. 

— Tengen, el amor no es una burla. Solo estamos sorprendidos que venga de ti. En fin, ¿y tu chico sabe que lo amas? — preguntó, provocando que su novio frunciera el ceño. Iguro solo los  estaba observando en completo silencio, se sentía mimado por su novia hasta hace poco.

— Sí cierto, ¿él lo sabe? — preguntó Kyojuro con interés. Sabía que su amigo aún estaba lidiando con algunos problemas que lastimaban al rubio.

— No habla conmigo, Kyojuro. Me ignora, me evita y ni me mira... — se quejó inflando las mejillas. Cómo le fastidiaba estar pasando por eso. Sus amigos volvieron a rodearle.

— ¡Tienes que hacer algo para reconquistarlo! — exclamó Mitsuri. No podía evitar entrometerse en cuanto a temas de amor se trataban. Le parecía inadmisible que su amigo dejara ir a su amado.

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