Epílogo

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Esquivar a las multitudes que se interponían en su camino era un trabajo difícil, pero era imposible que lo separen de su ahora novio. Lo tenía fuertemente agarrado de la mano y se dejaba guiar por él. Bajó la mirada para ver sus manos entrelazadas y sintió la calidez en su pecho. Su vida dio un giro inesperado, estaba mareado sí, pero feliz.

Si bien, sabía que sus sentimientos por Rengoku sensei no serían correspondidos, pero llegó alguien más que sin él hacer mucho esfuerzo, demostró que en verdad lo quería. No se imaginaba que un profesor, alguien como Tomioka sensei, se fije en él. Fue algo tan repentino y sorpresivo. Giyuu era todo lo que una persona deseaba, aunque parecía no tener sentimientos debido a su inexpresiva cara, tenía un buen corazón.

Era atento, cuidadoso, tierno y directo. Le costaba relacionarse con los demás, pero eso no sería impedimento para tratar de ganarse el corazón de Tanjirou. Era un tanto extraño, expresaba sus sentimientos de una manera distinta e inusual, y el de cabellos burdeos moría de ternura con sus gestos.

Un profesor pragmático, serio y hasta un poco cruel con sus alumnos. Además, con demasiado atractivo. Tenía muchas admiradoras, pero su carácter frío provocaba que solo lo vean como un amor platónico o algo imposible. Las chicas no solían ser osadas con él como lo eran con Uzui sensei o hasta con Rengoku por miedo a cómo podría reaccionar el profesor. Tanjirou veía y analizaba todo eso a lo lejos.

Luego, se le acercaba con una leve sonrisa y el rostro tan calmado y hasta un poco ruborizado, decía cosas muy directas y al mismo tiempo un poco incompresibles. Actuaba tranquilo y con cuidado, esforzándose por llamar de algún modo la atención de su chico favorito, tratar de conversar con él y lograr desviar su atención del profesor que le rompería el corazón.

Tanjirou se había asustado al principio, estaba confundido, pero ver la manera en que Giyuu lo miraba llegó a remover algo dentro de su corazón. Giyuu era todo lo contrario a Rengoku sensei, ese profesor que llegó a querer obstinadamente, la sonrisa entusiasta, las expresiones alegres y el carácter fuerte le transmitían ánimos. Kyojuro era una persona muy amable y cariñosa también, mientras que Giyuu era un asocial, aislado de todo contacto humano y que parecía tener una lucha interna en si morir o no. El de cabellos burdeos se consideraba una persona altamente sociable, alegre y sin problemas de demostrar sus sentimientos, tal vez era eso lo que buscaba Tomioka sensei y también sea la personalidad del profesor lo que buscaba Tanjirou.

Se había sorprendido cuando el profesor se le acercó con la intención de besarlo en aquella extraña salida junto a Zenitsu. Se había creado un ambiente romántico y él estaba un poco aturdido por la situación. En algún momento, en ese entonces, se perdió en los ojos azules de su sensei y deseó, en realidad, también probar sus labios. Correspondió el beso, su primer beso porque era el tiempo exacto en que tenía que ocurrir. Sintió los suaves labios de Giyuu y se ruborizó por la manera cuidadosa y lenta en que buscaba darle un ritmo al beso. Su corazón había dado un salto, se aceleró con ese delicado contacto y quiso pedir más. Deseaba hundirse en ese momento y no separarse de él. Sintió esa conexión recorrer su cuerpo como electricidad y supo que nada sería igual luego de eso.

Eran distintos, pero se complementaban. Uno necesitaba del entusiasmo y el otro de esa emoción despreocupada y calmada. Aprendían cosas uno del otro y estaban seguros y conscientes que se necesitaban.

Ingresaron al auto luego de despedirse de Uzui y Zenitsu, mirando un poco confundidos la manera en que la pareja había desaparecido detrás de las oscuras ventanas y que aún no encendían el auto. Tanjirou se acomodó en su asiento y se colocó el cinturón de seguridad para luego girar el rostro para observar a su conductor. Giyuu estaba concentrado en encender el auto con la misma expresión de siempre, sintió los ojos de su chico y se giró a verlo también.

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