¿Debería darle flores todos los día? Se había decidido a que sí lo haría. Por eso ahora se encontraba en una florería, tratando de escoger las ideales para recuperar a su chico. Escuchó los consejos de sus amigos, quienes solo le cantaban esa canción pegadiza y que ahora sonaba también en su cabeza para planear sus próximos movimientos.
Decidió cambiar de look por ese día, llevar algo más casual y no tan llamativo, como una chaqueta color amarilla, acompañándola con una camiseta color café debajo y unos aretes del mismo color. Se pintó las uñas también de amarillo con negro y su vestimenta lo combinó con marrón. Se observó en el espejo y se impresionó con su propia imagen. Se veía demasiado extravagante. Le gustaba.
Podía sentir las miradas asombradas de sus estudiantes y cómo lo veían de pie a cabeza. Sanemi rió con ganas al ver el cambio de su amigo, fastidiando a Uzui. Kyojuro lo veía con una sonrisa divertida y Giyuu estaba con las cejas levantadas. — ¡¿Qué?! — preguntó el albino alterado.
— Nada, nada, te tomas muy en serio esto de reconquistar a tu chico... — murmuró Sanemi tapándose la boca.
— ¡Te ves excelente! — aprobó Kyojuro.
— Extravagante — opinó Giyuu, observándolo de pie a cabeza.
— ¡Ustedes me dijeron que la canción iba así! — reclamó Uzui señalándolos. — Haré lo que sea necesario — infló las mejillas y se cruzó de brazos.
— Lo que sea, Uzui — Sanemi hizo un ademán con la mano, restándole importancia.
— Ahora ve por él, ¡tigre! — animó Kyojuro, provocando las risas en sus compañeros. Los miró con desconcierto, ¿dijo algo malo? Uzui entornó los ojos. Salió de la sala de profesores y se dirigió a la cafetería, donde suponía que podía encontrar a su chico. Quiso esconder sus flores dentro de su bata, pero no quería arruinarlas, así que dejó que todos vieran. Había escogido algunas camelias, unos jazmines y unas margaritas blancas para impresionar a su chico.
— No entiendo por qué me envía imágenes de piolín — habló Tanjirou entre risas. — Pero saben, Akaza ya no se acerca tanto a él, seguro que es cierto que es su mejor amigo —
— Uy — Zenitsu ladeó su cabeza y miró en otra dirección. Era cierto, su amigo no sabía cuánta cercanía tenía el profesor de historia con ese chico. — Siento que cuando dices imágenes de piolín, en verdad estás queriendo encubrir otras cosas — eso provocó las risas de sus amigos.
— Gonpachiro, comparte, no seas egoista. — Inosuke juzgó a su amigo. Tanjirou entornó los ojos y tomó de su juguito de naranja. — Además tendrás que participar con esa castrosa. ¿Qué es? ¿Un concurso de tarados? Obvio sin incluirte, Kentarou — dijo a la vez que comía copiosamente de sus fideos instantáneos.
— Ah, no me hablen de ellos... — resopló el de cabellos burdeos. — Ume solo quiere llamar la atención, hasta a mí me dan ganas de pegarle, mientras que Akaza cree que es un experto. —
— Sin dudas, uno de ellos se ganará el premio al más inútil— comentó Zenitsu con algo de molestia.
— Esa zorra necesitada... En fin, ¿que no Tomioka sensei también te escribía? — preguntó con interés. Tanjirou asintió.
— Sí... lo sigue haciendo, también ya se amistó con mi mamá y mi hermana... — comentó, esperando las burlas de sus amigos que no tardaron en llegar.
— Yerno 1 aprobado — se burló Inosuke. — ¿Será que podrán aprobar al yerno 2? —
— No voy a caer en provocaciones — se excusó Tanjirou levantando ambas manos en señal de tregua. — Aún sigo confundido. —
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Profesor
Romance¿Qué manía había en todos para enamorarse de sus profesores? No podía creer que hasta su propio amigo caía ante el encanto de uno de ellos. La curiosidad lo llevó muy lejos, hasta que se encontró al final del camino con los sentimientos a brotes por...