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- ¡Seijun!- escuché que alguien me hablaba y voltee- ¿Podemos hablar?

- ¿Necesitas algo Aomine?- pregunté y él se puso un poco incómodo, haciéndome sentir frustrada-. ¿Vas a hablar o no?

- Quería...- alce la ceja y negué al ver cómo no hablaba rápido porque yo debía ir a practicar las canciones frente al profesor porque ya estábamos a una semana de irnos-. Quería disculparme.

- ¿Por qué?

- Por haberte ignorado todo el año- aclaró y yo solo le sonreí.

- Tranquilo, ya era- me encogí de hombros.

- ¿En serio? ¿Tan rápido me perdonas?

- Dije que eso ya había pasado, no que te perdonaba- aclaré, borrando la sonrisa de mi rostro.

- Mira, lo siento, ¿si? Se que nosotros teníamos una especie de...- antes de que pudiera decir relación o algo similar, lo interrumpí.

- Una especie de amistad, lo sé. Pero no me importa, fue tu decisión ignorarme este año así que no te sientas culpable- aclaré.

- Pero es que no debí haberlo hecho. Y sabes bien que no era solamente una amistad, Seijun.

Comencé a reír por su respuesta. Tenía razón, pero en su momento a él le importó una mismísima mierda y ahora que a él le importaba, a mí no.

- Pero ya te lo dije: no importa. Ya era. Suerte en el futuro.

Dicho eso, solo me alejé en dirección a la sala para reunirme con el profesor para ensayar. Pasé toda la hora de almuerzo ensayando y aunque salí 5 minutos antes de que iniciará la última clase del día, casi llego atrasada.

- ¿Comiste algo?- preguntó mi hermano apenas me senté a su lado.

- No alcancé- le respondí justo apenas llegó el profesor.

- Intenta comer en clases- me susurro entregándome un pequeño paquete de gominolas-. Era de Atsushi, me lo dió y yo te lo doy a ti.

Le guiñe un ojo y aproveché de abrir el pequeño paquete cuando un compañero tosió muy fuerte y de comer cada vez que el profesor miraba a la pizarra.

Cuando acabo su clase, mi hermano y yo nos dirigimos a casa porque los de tercer año ya no debíamos asistir a los clubes.

- Recuerda que hoy no podrás ensayar- me recordó mientras avanzábamos-. Debemos llegar a arreglarnos.

- Ya se me olvidó, ¿qué hay hoy?- le pregunté y mi hermano frunció el ceño.

- La fiesta tipo gala a la que dejaron invitado a papá- me recordó.

Y eso que hace dos semanas había tenido que ir a buscar vestido. Todo porque no me dejaría ocupar uno de los que ya tenía.

- Supongo que recordaron buscar a alguien a quien llevar- nos habló papá apenas ingresamos a casa.

Seijuro me miró con cara de "ya estamos muertos". O sea, ¡yo tampoco sé si podré conseguir a alguien a última hora!

- Por sus caras puedo saber que no.

- Podría hablar con una amiga para saber si puede ser la pareja de Seijuro- respondí para intentar enmendar nuestro error.

- Y yo hablaré con los chicos para saber cuál puede ser tu pareja.

- En 10 minutos quiero respuesta.

Asentimos y al instante nos dejamos caer sobre el sofá mientras hacíamos llamadas.

- ¿Jun-chan? ¿Qué sucede?- preguntó Satsuki y yo suspiré.

- Preciosa querida y muy bella amiga mía- comencé-. Déjame hablar con tu madre.

- ¿Qué necesitas?- preguntó.

- Solo pásame a tu madre.

Satsuki me hizo caso y logré convencer a su madre de que nos acompañará al evento. Y al ser día viernes, Satsuki podría quedarse acá por si esta cosa terminaba tarde.

Total, no sería la primera vez que se quedaría. Sería la cuarta. Recuerdo cuando quise que se quedará por primera vez, me costó demasiado convencer a papá pero luego de que la conoció, ella estaba permitida en casa por ser buena influencia para mí.

- Contamos con Satsuki- comenté apenas corté la llamada.

- Y con Daiki, fue el único que contestó- dijo mientras me miraba con una cara de "perdón pero a la vez se que me lo agradecerás".

Set FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora