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El tiempo ya había pasado y nosotros ingresamos a preparatoria. Mi hermano al instante fue admitido por el equipo de basket y también comenzó a formar parte del consejo estudiantil.

En cambio, yo no deseaba volver a unirme al club de música, así que ingresé al club de basket como manager, para pasar más tiempo con mi hermano.

Ambos nos comenzamos a ganar rápidamente el cariño del equipo y todo eso. De hecho, ya hasta tenía a mis senpais favoritos.

- ¡Reo Senpai!- grite para llamar su atención y él sonrió al verme.

- Pero si es nuestra dulce Jun-chan- habló cuando estuve lo suficientemente cerca de él-. ¿Qué sucede pequeña dulzura?

- ¿Has visto a mi hermano?- pregunté y él asintió.

- Hace poco que salimos de una reunión del consejo, dijo que iba a ir al comedor ahora- me comentó-. Iba para allá ahora, ¿vamos?

Yo solo asentí y lo acompañe hasta el comedor, donde encontré a mi hermano sentado con el resto de los chicos del equipo. Apenas estuve cerca, me recargué sobre él y lo hice suspirar.

- Seijun, ¿podrías salirte de encima?- me pidió lo más calmado que pudo y yo hice caso y me senté a su lado- Tu y tus malas costumbres.

- ¿Qué malas costumbres?- él solo me observó y negó-. ¿Creen que tengo malas costumbres?

- No, es solo que Akashi-san es un amargado- dijo uno de los chicos que estaba cerca y yo reí.

- ¿Ves? Estúpido baboso- me burlé.

- Partida de Shōgi.

- Cuando quieras- acepté y él sonrió satisfecho-. ¿Al volver a casa?

- Bien.

Comimos tranquilos, sin estar discutiendo, hasta que acabamos la comida y luego fuimos juntos a dar un par de vueltas alrededor de la preparatoria.

- ¿No extrañas a los chicos?- le pregunté.

- No, pero puedo asumir que tú si a Momoi y a Midorima.

- A Sat-chan más que Mi-chan- aclaré-. Pero he hablado con ella seguido, así que estoy un poco más tranquila.

- ¿Ya lo superaste?- negué, sin necesidad que me dijera a qué se refería-. Dijiste que lo superarías pronto.

- Lo se, pero es solo que no puedo. En algún momento lo lograré, pero no creo que sea muy pronto- mi hermano se detuvo y estiró sus brazos hacia mí.

- Ven, te hará bien, siempre te hace bien -dijo antes de abrazarme con ganas y hacerme cariño en la espalda-.  ¿Qué es lo que más extrañas?

- Todo, o sea, él era muy dulce conmigo- recordé-, le gustaba hacerme cariño en el pelo, me abrazaba constantemente, me daba muchos besitos por toda la cara. En fin, era muy tierno y de la nada todo se acabó y yo me sentí súper mal al no recibir alguna respuesta.

- ¿Sabes que cuando me dices eso solo aumentan mis ganas de partirle la cara?- me comentó a modo de que me distrajera y me riera, y lo más bonito es que lo logró.

- Mientras te mantengas lejos de las cosas afiladas, nadie tendrá algo que temer- me burlé y ahí se le acabó lo amoroso a Seijuro-. No me mires como si debiera correr- pedí al ver cómo fruncía levemente el ceño.

- 10 segundos Seijun- declaro y yo, en un intento de salvarme, le dije un montón de cosas bonitas que no sirvieron de nada-. Te dije que corrieras.

Antes de poder siquiera dar un paso atrás, me tomo como un saco de papas, pero cuidando que no se me viera nada y me llevó así hasta encontrar a nuestros senpais, donde ni siquiera me soltó, sino que me ofreció para que alguno me torturará.

- Sei-chan, dejala tranquila- pidió Reo, aguantandose la risa.

- No, ¿quién la va a girar o hacerla sufrir con las alturas?- preguntó.

- Me las vas a pagar en casa Seijuro- amenacé pero él ignoró.

- Déjamela a mi- escuché decir a Nebuya y mi hermano me dejó en el piso, pero no me demore mucho en estar de nuevo en el aire.

Me mantuvieron pataleando como 3 minutos, pero vaya que fueron los peores 3 minutos de mi vida. Cuando me bajó, Seijuro se apartó un poco y yo solo lo mire enojada.

Mi venganza llegó cuando estábamos en casa. Ambos estábamos jugando Shōgi y estábamos en un momento que ninguno de los dos sabía exactamente que hacer. 

Yo tenía un labial escondido en mis bolsillos para la venganza.

- Oye, tienes algo en la cara- le dije mientras, disimuladamente, manchaba mi dedo con un poco de labial-. Déjame quitartelo.

Y él, sin sospechar cayó en mi trampa y quedó con toda la cara manchada. Después de un tiempo jugando, paso su mano por su cara y se dio cuenta de que su cara estaba manchada.

- Seijun- dijo con un tono amenazante- ¿Qué hiciste?

- Te quiero mucho hermano mio- dije y luego salí corriendo hasta mi habitación a encerrarme justo antes de que pudiera alcanzarme.

Set FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora