Set Fire

#9

Apenas llegamos, Seijuro y yo ya queríamos irnos. ¡Odiábamos ese tipo de fiestas! Y más si estaba presente la gente que tanto nos desagradaba.

- ¿Por qué tan tensos?- preguntó Satsuki al vernos con el ceño fruncido.

- Odiamos esto- respondí-. Sencillamente se nos hace horrible porque debemos estar hasta que papá quiera irse.

- Y eso suele ser tarde. Casi madrugada- añadió Seijuro.

Continuamos conversando de temas triviales hasta que sencillamente decidimos salir al patio. Me apegue a mi mejor amiga y mi hermano sencillamente se mantuvo cerca de nosotras, ignorando a Daiki por completo. 

- Shu, shu- aparté a mi hermano como un perro-. Déjanos solitas.

- Déjalo ser- me pidió Satsuki dándome unos golpecitos en el brazo-. Aún no me has contado que canciones cantarás.

- Creí que ya lo había hecho- ella negó.

- ¿En dónde vas a cantar?- preguntó Aomine, dándoselas de entrometido.

- Va a cantar en la licenciatura- respondió Seijuro con el típico orgullo de hermano que lo caracterizaba.

- Quizás si siguiéramos hablando podría haberte contado antes- respondí como si nada y Aomine suspiro frustrado.

- ¿Podemos hablar sobre eso Seijun?- preguntó, cruzándose de brazos.

- ¿Sobre que quieres hablar con ella?- se entrometió Seijuro, mientras se ubicaba frente a mi

- ¿No lo sabes Akashi-kun?- le pregunto a mi hermano y luego me miró-. Creí que le contabas todo.

- Todo menos sobre "eso"- señalé y ella susurró un "mierda".

- ¿A qué te refieres Seijun?- preguntó mi hermano, cruzándose de brazos.

No sé si ya se imaginan como estoy yo, pero si no se lo imaginan, estoy como en modo "Tierra trágame". ¿No podría haberle contestado Midorima en ese momento? O incluso sería capaz de soportar al estúpido de Murasakibara, pero no: tenía que responder solo Aomine. ¡YA TRÁGAME TIERRA!

- Que ella y yo fuimos amigos con derecho- respondió el idiota de Aomine, condenandose no solo a él, sino que a mí también.

- ¿Cuando fue eso Seijun?- preguntó mi hermano tranquilo, yo solo temblaba ya detrasito de mi mejor amiga en modo de defensa.

- Desde la mitad del año pasado, pero se ha acabado antes de entrar a tercer año- aclaré temerosa.

- De eso quiero hablar contigo- exclamó Aomine ya un poco cansado- ¿Me dejan hablar con ella?

Mi hermano iba a negar, pero Satsuki sólo lo sujetó del brazo y lo guío de nuevo dentro del recinto, para dejarnos solos en el patio. Estuvimos en silencio aproximadamente unos 5 minutos hasta que él decidió hablar primero.

- Seijun, yo no quería que lo nuestro acabará así como así.

- ¿Cómo va a acabar algo que jamás inició Aomine?- respondí de forma brusca y con el ceño fruncido-. Admítelo, sencillamente no te interesó del todo y ya está. No me voy a enojar si lo admites, de hecho, voy a estar tranquila porque voy a corroborar mi hipótesis con Sat-chan.

- No es que no me haya interesado, sino que lo hice porque pensé que a ti no te interesaba- se explicó-. Ya sabes, por las diferencias que hay entre nosotros.

- ¿Alguna vez notaste que me interesaran las diferencias?- pregunté dolida.

A mí me encantaba estar a su lado cada vez que podía, amaba cada abrazo que recibía de su parte y para que hablar de los besos. Por mi que hubiera sido mi novio, pero él fue el que dejó en claro que solo quería una amistad con derecho de la cual nadie supiera. Fue él, no yo.

- No le contaste a tu hermano.

- ¡Porque no te soporta!- reclamé y suspiré para poder calmarme un poco. Este hombre siempre me ha alterado- ¿Entonces, en que va a acabar está conversación?- me atreví a preguntar y él se encogió de hombros.

- No lo sé. ¿Qué quieres tú que pase entre los dos?- me preguntó.

- Si hubiera sido por mi hasta te habría presentado formalmente a mi padre- reclamé-, pero ya que. No fue así y se que tampoco te interesa que sea así, ¿o me equivoco?- él solo guardo silencio-. Yo de verdad siento algo por ti Aomine, pero si vas a querer que sea igual que antes, ocultos de todo el mundo poco menos, prefiero irme olvidando de ti- concluí.

Quizás después me arrepentiría, pero en estos momentos se que hice lo correcto al pensar en mí, al pensar en lo que yo quiero y no someterme a la decisión de un hombre, como lo hago con mi padre y Seijuro.

Es que contra ellos dos no puedo.