#26

482 44 3
                                    

A las 8 de la mañana, yo ya estaba casi lista. Una de las chicas más jóvenes que trabajaban en casa me había ayudado a colocarme el Kimono que había elegido mi padre. Era de color negro con flores moradas, lo cual combina a la perfección con el palillo que decoraba mi peinado. Este tenía flores de Wisteria y había pertenecido a mamá en sus tiempos de juventud, ya saben, antes de conocer a papá y enamorarse y todo eso. Sus tiempos donde era una chica coqueta en todo su esplendor.

 Sus tiempos donde era una chica coqueta en todo su esplendor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Ya estás lista?- preguntó mi hermano mientras entraba a mi habitación sin siquiera haber tocado la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Ya estás lista?- preguntó mi hermano mientras entraba a mi habitación sin siquiera haber tocado la puerta.

- Deberías quitarte esa mala costumbre- me quejé y lo observé de reojo, él también llevaba kimono, solo que él lucía como si fuera putamente importante.

- ¿Por qué? Si soy tu hermano- se quejó-. Anda, ponte de pie y déjame verte mejor.

Le hice caso y él solo silbo y ambos fuimos juntos a encontrarnos con papá, quien era el único que llevaba ropa normal. Puto.

Al verme, abrió un poco los ojos y tomó un álbum que estaba en la sala de estar. Busco una página específicamente y le pasó el álbum a mi hermano, quien al observar una foto, abrió su boca un poco sorprendido.

- Igualita a mamá- comentó mi hermano y mi padre asintió, orgulloso.

- Le encantaría verlos a ambos en estos momentos- comentó con cierto tono de cariño, pero no le duró mucho-. Ya es hora, vamos.

Los 3 salimos de casa y el conductor nos dejó cerca del templo, así que tuvimos que caminar hasta el punto de encuentro. Llegamos con un par de minutos de retraso pero llegamos.

- Pero que divina se ve mi mejor amiga- escuché chillar a Satsuki y la quedé mirando antes de sonreír y silbar.

- No te quedas atrás divina- respondí y ella se acercó a abrazarme.

- Ejem, yo también estoy aquí y quiero ver a mi novia- escuché quejarse a Daiki y ambas reímos mientras Satsuki se apartaba.

- Hola preciosa- saludó y me dio un corto abrazo a través del cual pude notar que estaba nervioso. O sea, oficialmente se enfrentaba a mi padre por primera vez.

- ¿Y a mí no me saludas?- se quejó mi hermano a modo de burla.

Y así fueron los saludos en general. La madre de Daiki, al verme, sonrió y sujeto mi mano con firmeza para luego asegurar que me veía demasiado sofisticada para estar con alguien tan bruto como su hijo.

Luego de pasar un tiempo en el templo, comenzamos a caminar todas las familias juntas a la casa de Daiki.

- Ya estoy cansada- se quejó Satsuki. Los más jóvenes íbamos adelante, nuestros padres iban atrás , conversando.

- Somos dos- me quejé y tanto mi hermano como Daiki suspiraron.

- No se quejen, ya falta poco- comentó Daiki y ambas lo miramos feo.

- Decidan a quien cargaré- dijo mi hermano y se detuvo para esperar respuesta.

- Aprovecha Satsuki, aún puedo soportar- le hablé y ella solo asintió y se subió en la espalda de mi hermano.

- Avísame si quieres que me baje- le pidió Satsuki a Seijuro y él negó.

- Puedo cargar a esa bestia- dijo mirándome de reojo-, así que tranquila.

- No te hago una zancadilla porque llevas a Satsuki en tu espalda- gruñí y él me saco la lengua de forma infantil.

- ¿Es mi idea o se ven tiernos?- comentó mi novio al verlos avanzar.

- No es tu idea, llevo intentando juntarlos hace tiempo- me quejé en voz baja y suspiré-. Son un caso.

Cuando llegamos a la casa de la familia de Aomine Daiki, Seijuro dejó que Satsuki se bajará y, mientras nosotros conversábamos sobre diversos asuntos, nuestros padres también y la mamá de Satsuki y de Daiki preparaban algo para comer.

- ¿Necesitan ayuda?- pregunté a modo de curiosa, que ya me aburría soportando la tensión entre mi hermano y mi novio.

- No es necesario querida, pero si quieres ayudar, ven- respondió la madre de Satsuki-. Ella le ayuda a mi niña cuando quiere preparar algo- le comento a mi suegra.

- Estamos terminando de armar los osechi para todos querida- me comentó mientras yo lavaba mis manos.

Seguí escuchando las conversaciones mientras ayudaba a ambas madres a armar los osechi. Cuando comimos todos fue un poco divertido, porque mientras Daiki intentaba hacer perder la cordura a mi hermano y era regañado, papá nos miraba atentos en espera de que nos pudiéramos a discutir como niños pequeños como siempre.

Pero en fin, la velada fue de lo más agradable. Y a papá le agradaron mis suegros, lo cual es bueno, mientras que Seijuro comento que la próxima vez que lo viera se aseguraría de mantenerme lejos de él, haber si le gustaba seguir molestándolo.

Set FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora