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- ¿A qué estas esperando? ¡Entra ya y date un baño!- le dije a Satsuki apenas cerró la puerta de mi habitación-. No me mires así, ya te dejé un par de toallas en el baño.

- Ya voy, ya voy, pero no me grites. ¿Por qué no me dejaste traer un vestido? -gritó una vez se encerró en el baño.

- Porque tengo uno perfecto para ti, uno que me quedó gigante y que hará juego con tu pelo y con mi hermano- le contesté mientras me terminaba de colocar la ropa interior para luego colocarme la bata. 

Desenredé mi cabello con delicadeza hasta que ella salió envuelta en una toalla en busqueda de la segunda bata que tenía sobre mi cama. Apenas se quitó la toalla de la cabeza, me acerqué a desenredar su pelito bello precioso mientras ella me comentaba como Daiki había venido refunfuñando pero que se había mostrado temeroso al conocer a mi padre solo por pensar en la posibilidad de que algo hubiera ocurrido entre los dos.

- Vamos, es realmente imposible que eso suceda- reclamé al escuchar tan ridícula historia. 

- Tampoco es demasiado imposible si nos ponemos a pensar en la cantidad de veces que casi se besan- Satsuki hizo el favor de recordarme esas situaciones y yo recordé algo más: pues si nos habíamos besado en mas de una ocasión.

- Creeme, si es imposible si es que lo analizamos desde las situaciones actuales, Daiki tiene otros gustos- recordé y le di un leve empujón- Vamos, a secarte el cabello antes de que lleguen las personas que papá contrató para ayudarnos con el peinado y maquillaje.

Ambas nos ayudamos mutuamente a secarnos el pelo y saqué ambos vestidos de mi closet justo cuando llegaron las personas a peinarnos y a maquillarnos. Así que no estuvieron mucho: a Satsuki le hicieron un maquillaje con tonos pastel (en general rosados y naranjos) y una coleta alta. A mi me dejaron el pelo suelto con unas cuantas trenzas pequeñas esparcidas por todo mi cabello y un maquillaje con tonos cafés claros.

- Colócate el vestido blanco, ese te va a quedar perfecto- le indiqué mientras yo me quitaba la bata para colocarme el vestido.

- ¿Cómo estás tan segura?

- Intuición querida.

(El que ocupa Satsuki)

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(El que ocupa Satsuki)

(El que ocupa Satsuki)

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(El que ocupa Seijun)

- Te ves muy inocente con ese vestido- exclamó sorprendida.

- Lo sé, y tu te ves como un ángel que no es demasiado angelical- contraataqué y antes de recibir respuesta, le pase una chaqueta de cuero negra-. Colocatela, le quitará lo formal al vestido.

- ¿Y tú que te colocarás encima? Te vas a resfriar- la hice callar y tomé una chaqueta de mezclilla con flores bordadas-. Bueno, muchas flores.

- Vamos. 

Salimos de mi habitación y bajamos del brazo las escaleras para dirigirnos a la sala de estar, donde mi hermano estaba reacomodándole la corbata a Daiki, pero al vernos, sencillamente dejó de hacerlo y se acercó a ambas.

- Se ven bien. 

- Gracias- respondimos ambas mientras nuestro padre avanzaba hacia la puerta para irnos.

Seijuro le ofreció su brazo a Satsuki y salieron, pero Daiki me observaba entre una mezcla de incomodidad y nerviosismo.

- Te ves bien- comentó mientras me ofrecía su mano.

- Tu también. Venga, vamos- tomé su mano y lo llevé fuera de casa, donde eramos los únicos que faltabamos para irnos.

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