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Solo había pasado un tiempo desde la pregunta de Aomine y yo lo había pensado bien y ya sabía lo que deseaba responder.

Ya era tiempo de semifinales y a Rakuzan le toca contra Shutoku. Midorima siempre añoró ganarle a Seijuro, cosa que le es imposible a todos y me incluyo en eso.

- ¿Seijun?- escuché que alguien preguntaba a mis espaldas y yo volteé para encontrarme con Midorima.

- Hola, tanto tiempo- saludé con una sonrisa.

- Si, tienes razón- se arregló los lentes mientras decía eso-. Has cambiado.

- Sólo un poco- sonrei-. Sigo siendo la misma.

- Eso me queda claro. El cumpleaños de ustedes pasó hace poco si mal no recuerdo- comentó mientras sacaba una pequeña cajita de color blanco con un lazo rojo.

- Si, pero paso desapercibido- dije con un cierto tono de calma mientras él extendía la cajita hacia mí.

- Es para ti, aunque no hablemos mucho prometí que si te veía un día de estos te entregaría el regalo de cumpleaños que te debí haber entregado el año anterior- comentó y yo sonreí enternecida.

- Gracias Shinta-kun- agradecí y abrí la cajita.

Dentro de esta había una de esas pequeñas peinetas que se colocan en los peinados con estrellas, una luna y otros detalles.

- La compré porque siempre dijiste que te encanta la astronomía y que siempre que te haces peinados para eventos te aburre que sean tan normales.

- Gracias por recordarlo- agradecí y decidí colocarmela en el peinado que me había hecho hoy pero como me está costando un poquito, él me ayudó-. Gracias

- De nada, ¿cómo van las cosas con Aomine? -pregunto y yo le resumí todo para ponerlo al día-. ,Y le piensas decir que si.

- Sip.

- Cuando Akashi lo mate, yo te ayudo con el funeral- me aclaró y yo reí-. Fue bueno verte pequeña Seijun.

- Si, cuando quieras me hablas y recuerdas mi existencia- dije y él solo se despidió y se fue.

Yo esperé y me reuní con los chicos de Rakuzan y mi hermano desde un principio se fijo en el detalle de la peineta.

- ¿Quién te lo dio?- preguntó antes de que entrara a la cancha a calentar con el resto.

- Midorima Shintaro- respondí y él frunció el ceño-. ¿Qué?

- No comprendo porqué te lo dió.

- Porque si, ya cállate y ve a calentar junto al resto- me quejé y lo empujé.

Me ubiqué al lado del entrenador y de los jugadores que eran llevados a modo de reserva para conversar sobre ciertos temas y entre esos temas, salió el nombre de mi hermano.

- ¿Siempre fue así?- preguntó y yo negué.

- Cambió en segundo año de secundaria- comenté-. Ahí se volvió más autoritario con todos y todo eso, la única diferencia de como trata al resto y como me trata a mi está en que cuando a mí me comienza a tratar así no le dura mucho y vuelve a ser el de antes.

- ¿Y cómo era antes?- preguntó otro chico que estaba escuchando-. Que no me lo puedo imaginar siendo amable por cuenta propia.

- Pues si, si es capaz de ser amable por cuenta propia. Era capaz de preocuparse por medio mundo pero gracias a las exigencias de papá comenzó a ser un poco más serio y más autoexigente.

Todos guardaron silencio cuando termine de hablar y puedo suponer que se estaban intentando imaginar a Seijuro como era antes.

- ¿Y cuándo es el cumpleaños de ambos?-pregunto otro chico- Porque podríamos celebrarlo como equipo.

- Ya pasó- comenté y todos me miraron con una cara rara-. ¿Que?

Ellos sencillamente negaron y guardaron silencio justo a tiempo porque los titulares venían a arreglarse para comenzar el partido.

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