Blanch salió con una actitud renovada, agradeció a los soldados que la custodiaban. Ella se mostraba más tranquila en sus circunstancias, tenía una sonrisa permanente y gentil en los labios que no iba dirigida a nadie en particular. Ella comenzó a buscar a alguien entre los soldados, pero no hizo ninguna pregunta, solo avanzo unos pasos y debido a la confianza repentina de la que se llenó el ambiente, nadie le impidió moverse libremente.
Thomp apareció con el pedido de Blanch, unas mantas rotas que necesitaban arreglo urgentemente, junto con el hilo y la aguja
-la..la..lady Blanch, la llamó levantando un poco la voz para que ella le escuchara antes de ir a donde sea que se dirigiese,
- es verdad que...que os preocupáis por nosotros?- dijo algo sonrojado el escudero
Ella se detuvo y se giró para observar al joven que la llamaba. Él estaba más rojo que nunca, pero no le importó su extraña condición.-por supuesto que sí. Fui desconsiderada con vosotros, debo remediarlo o no estaré en paz conmigo misma-
La voz de ella se había hecho más aguda... más dulce, ella era hermosa, pensó el joven ingenuo. El chico hizo una reverencia exagerada ante ella.
-Gracias mi lady... aqu..Aquí traje lo que vos os pedisteis a mi señor, no tenemos tijeras, pero siempre estoy equipado con este cuchillo. Es pequeño pero tiene muy buen filo, seguro os servirá para recortar los hilos que sobren, ¿verdad? –
Blanch miro el cuchillo; un mango enorme que tenía una punta de metal. Que cuchillo más ridículo, no se puede matar a nadie con eso. Si acaso lo clavara en pecho de alguien, apenas si atravesaría la piel, da lo mismo rasguñarlos con esto o con mis propias uñas. Pensó Blanch aun sonriente
-Gracias sir, es más que suficiente- agradeció la chica con una suave inclinación de su cabeza.
Thomp se puso más tímido y se fue corriendo de ahí, para dejar las cosas en la tienda de ella.Blanch pensó que era alguien extraño; retomó su camino, ella había fijado su mirada en un joven soldado que la miraba acercarse a él, el pobre comenzó a temblar ante la mirada de ella que lo inspeccionaba de pies a cabeza.
-sir... - le llamó ella
Él solo se enderezó e hizo una reverencia a la dama que por alguna razón se había acercado a él.
-mi nombre es Odo mi lady, ¿en que puedo ayudarle?-
-sí... Sr Odo; ahora se puede decir que estoy de vuestra parte, quiero ayudaros, ¿tendrías algunas prendas que coser? No queréis terminar desnudo en la mitad de una batalla, ¿no es así?- dijo ella sonriéndole.
Odo se sonrojó, - mi lady os has dado cuenta de mi precaria indumentaria-- no no, no quería ofenderos, solo quiero ayudaros mientras llegamos con el rey- se apresuró a explicar ella.
Falgnir apareció tras ella de buen humor, – ¿también queréis zurcir prendas?, yo también tengo un par de camisas que necesitan remendarse –
Y en seguida todos comenzaron a hablar de la ropa que necesitaba arreglo, Blanch estaba en problemas ahora
- No creo poder arreglar todo en el tiempo que nos queda de camino...- dijo ella
Falgnir la miró sospechoso, - es cierto, no tendréis tiempo, ¿Por qué solo le ofrecisteis ayuda a Odo?-
Blanch se sonrojó y apartó la mirada, - solo pensaba que él... es quien más ayuda necesitaba en esa cuestión, pero si lord me lo permite, también podría ayudaros con vuestras camisas- dijo apenada, mientras Odo se inspeccionaba a sí mismo.
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LAS MEMORIAS DE WINDSTOR
Historical FictionFalgnir es un guerrero forjado a fuego; la vida no le ha sido fácil pero todo lo que ha conseguido se lo ha ganado a pulso. Un guerrero conocido por su supuesta crueldad y tenacidad en el campo de batalla. Sus objetivos son claros y concisos hast...