10

139 19 29
                                    


Otro día más transcurrió. Falgnir parecía más irritado que nunca. No podía negar que Robert sabía caer en gracia a la mayoría de mujeres, y temía que Blanch no fuera la excepción. Hablaban de nada en particular y la presencia de lord Windstor era totalmente ignorada. 

 

Se hallaron un día ambos lores en una discusión. Falgnir quería acortar camino, por lo tanto quería atravesar Brightwood. Robert se oponía firmemente, decía que no era seguro y que lo mejor era rodear Brightwood.

–No seáis testarudo; dentro del bosque no hay un espacio suficiente amplio para armar todas las tiendas-

–no me importa, vos nunca estuvisteis incluido en mis planes; me urge llegar a Pembroke. Mejor daos prisa y largaos a Tywehill-

– ¿os urge? si eso fuera verdad, no habríais tomado el rumbo de Laycaber, solo sois un mangurrian avinagrado, porque lady Blanch prefiere mi compañía.-

- gaznápiro alfeñique. Ella no tiene nada que ver, mi deber es llevarla junto a Enrique y vos no hacéis más que retrasarnos, ¡No lo discutiré más!! Atravesaremos el bosque y eso es todo-

Tozudo como siempre; Falgnir hizo su voluntad. Blanch despertó y las tiendas fueron levantadas inmediatamente. Cabalgaron directo a Brightwood, atravesando una pequeña aldea que se hallaba en el camino.
Robert como siempre cabalgaba junto a Blanch, él hablaba demasiado, y ella respondía con monosílabos. En realidad ella trataba de ubicar el sitio; drásticamente desviaron el camino y eso la alertó.

Un delicioso aroma brotaba de una humilde casa. Una mujer robusta, sacaba varios tipos de postres, todos llamativos y Blanch no pudo evitar mirarlos, ¿hacía cuanto no se comía uno de esos? Ya no lo recordaba con exactitud; pero no debía distraerse, ¿A dónde se dirigían? ¿El destino seguía siendo Pembroke? Se detuvieron por un momento, y esta vez fue Robert quien se irritó.

Todo era nuevo para Blanch; miro a Robert, parecía saber el camino, nunca miró hacía otra parte mientras cruzaban por la aldea, siempre al frente; ella miró hacia atrás como despidiéndose de la pequeña aldea, pero se topó con la mirada de Falgnir, cuya expresión rozaba el hastío.

De pronto, la robusta mujer que antes había visto, llegó corriendo hacia ella; le entregó una pequeña bolsa, y le dio las gracias, dejando a Blanch muy confundida. Sin más retrasos, avanzaron.

-lord Casterwick, ¿sería una impertinencia de mi parte preguntar hacía donde nos dirigimos?-

-sí, lo sería-, respondió Falgnir irritado

Robert rio y le respondió, -Lord Windstor ha pensado que atravesar el bosque nos ahorraría tiempo; sin embargo Brighwood es un bosque muy espeso, siempre hay piedras o arboles muy juntos, me temo mi lady que no podrán custodiarla muy bien allí, corréis peligro-

-dejad de darle esperanzas a la dama, no la ilusionéis. Ella estará mejor custodiada que nunca-

En la hora del almuerzo, Blanch revisó la bolsa que aquella mujer le había dado. Era una tarta de frutas, una deliciosa tarta de frutas adornada con agraz y fresas. Pero ¿por qué?, no se detuvo mucho a pensarlo, y lo comió con tanto agrado, que se le veía sonreír de cuando en cuando; una textura esponjosa que se derretía en su boca cambió el humor de Blanch drásticamente. Algo que no fue ignorado entre sus acompañantes.

-me alegra que os gustara, los dulces también son mi debilidad- , dijo suavemente lord Robert que se acercaba a ella lentamente

- ... vos? -

- no tenéis que agradecerme, no habéis aceptado un vestido, quería haceros feliz de alguna manera mi lady-

A Blanch le brillaban los ojos y le sonrió, una sonrisa amable, y una mirada dulce. –Fue un pay delicioso-, agregó.

-me alegra haber acertado en mi elección mi lady-

No hubieron más palabras entre ellos, pero Falgnir lo había presenciado todo, no pudo evitar rechinar sus dientes y el resto del día estuvo insoportable.

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora