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Ofelia Teresa

Ofelia Teresa, serpiente de fresa
incomprendida criatura que a muchos ofende
pero a otros embelesa.
Sus bellos colores resplandecen con el sol,
esa piel resbaladiza causa cierto temor
pronto en su casa estará, y a
sus hijos alimentará.

Ofelia Teresa, pobre serpiente galesa
una asquerosa criatura la ha desafiado
y un latigazo ella le ha propinado
Ofelia Teresa, te han atrapado
tu cabeza han inmovilizado,
inefectivos son tus latigazos
y un espantoso gigante os ha raptado

Todos lloran, todos se ríen
aunque en el fondo no es lo que ansíen
saben que sin ella los roedores harán fiestas
nadie protegerá está vez las cosechas
Ofelia Teresa, ¿te convertirán en princesa?
O seréis comida, ojalá salgáis ilesa
recen, recen por Ofelia Teresa.

....................

El lord se presentó en el salón totalmente empapado, escurriendo todo a su paso. — ¡Falgnir! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estáis así? —, preguntó Joan preocupada.

Las doncellas se apresuraron a traer paños para secarle, —fui a pescar—, dijo él acercándose lentamente.

— oh Dios, ¿habéis caído al rio? Tened más cuidado, pudisteis lastimaros—

Falgnir no podía dejar de mirarla, el recuerdo de su cuerpo aun le atormentaba. Bajo su mirada a los pies de Joan, la bota estaba puesta en la pierna correcta, «así que lo notasteis a tiempo, pequeña pilluela... ».

Arrancó un paño de las manos de las criadas y comenzó a secarse bruscamente la cabeza; en realidad quería cerrar los ojos para controlarse. —Retiraos—, ordenó con tono hosco, las criadas salieron corriendo.

— ¿cómo seguid vuestra pierna? —

—Ya no me duele, pero sigo convaleciente, espero recuperarme del todo en una semana—, luego señalando un lugar a su lado, invitándole a sentarse.

Sin mayor ceremonia se sentó junto a Joan, ella se levantó y con suavidad le ayudó a secarse, luego se inclinó hacia él susurrándole en el oído, —cuando me recupere, os enseñaré a pescar sin necesidad de que os volváis un desastre —

Ante ese acto, Falgnir la sujeto de los brazos, capturo sus labios, le dio un beso que no fue tierno en lo más mínimo. No. Más bien, fue ardiente y rotundamente posesivo. Urgido, pasional, las lenguas se chocaban, algo que de cierta manera asustó a Joan.

Ella se alejó de inmediato, —esperad.... No es el sitio adecuado—, dijo ella mirando a todas partes.
Falgnir comprendiendo las circunstancias se obligó a calmarse.

—además vais a mojarme —

— Indudablemente, podéis apostar lo que queráis—, le respondió con cierta picardía, y robándole un pequeño beso

— ¿Qué?—, le preguntó confusa, —nada—, respondió él y se obligó a soltarla

—Por cierto debemos conversar sobre cierto asunto Falgnir—

— Conversaré de lo que queráis—, respondió sonriente

— No os hagáis el gracioso en estos momentos, esto es serio mi lord. No utilicéis mis doncellas personales para vuestras encomiendas, utilizad a vuestros soldados, Thomp pudo haber comprado lo que necesitáis—

— ¿podemos discutirlo esta noche? —

— ¿durante la cena? —

— No, en mi alcoba—

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora