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Los primeros rayos del sol ya iluminaban el sitio que había sido sahumado; Lord Robert al frente sostenía el incensario más grande, junto con Falgnir y sus escuderos, los guiaban a todos; cuatro soldados a cada costado sostenía otros incensarios más y al final de la fila, otros cuatro soldados también sostenían un incensario en su mano. Proteger con el humo a todo el ejército era la intención. Tal cual había hecho anteriormente su lord entrenador hace muchos años atrás.

La noche anterior, casi a la velocidad de un rayo aparecieron los escuderos en el campamento, temblorosos y con la noticia de un fantasma junto al río. Los soldados cuchicheaban, se removían inquietos y comenzaban a producir demasiado ruido. – ¿Que está pasando aquí? –

–mi lord, la hemos visto, vimos a la mujer que silba junto al río, no es un mito, es real –

–Os lo dije–, afirmó Robert satisfecho, aunque Falgnir no parecía muy convencido.

– Os habéis dejado sugestionar por la historia de Lord Casterwick–

–No es así mi lord, yo también lo vi –, insistió Thomp

– Tranquilizaos, no es sensato partir a esta hora–

–Hagamos lo mismo que hizo lord Montfort aquella vez. Tengo algunas hierbas e inciensos bendecidos por el mismo papa, eran un regalo para mis anfitriones, pero en vista de las circunstancias no tenemos opción–

A Falgnir le costaba creer en estas cosas, pero el miedo que demostraba su escudero era totalmente real, no es algo que se puede fingir y tampoco hay razones para hacerlo. Todos permanecían alerta. Thomp contaba la historia a los demás soldados por enésima vez. Robert y sus hombres preparaban el sahumerio. Falgnir se acercó a uno de los centinelas que destinó al cuidado de Blanch, y en voz baja les preguntó

– ¿será posible que haya sido un fantasma lo que vio lady Blanch ayer? –

– No lo creo mi lord, cuando inspeccionamos, lo que encontramos fue la piel de serpiente sobre una piedra; quizás lady Blanch la vio mientras mudaba, no queríamos toparnos con ese animal, así que preferimos alejarnos –

Falgnir quedó satisfecho con la información. Rezaron por los caídos en ese bosque, y durante el dilúculo levantaron el campamento. Blanch cabalgaba junto a Falgnir, protestó por la urgencia que mostraban todos, pero no dejaron que discutiera mucho. Ella estaba convencida de la confabulación entre ambos lores para jugarle una sucia broma.

– ¿precisamente aparece un fantasma anoche? ¿Justo cuando hablábamos del tema? Me parece una grandísima casualidad–

– No es que yo sea un firme creyente mi lady, pisamos este bosque sólo por dos días y mis hombres están aterrorizados. En todo caso hoy mismo saldremos de aquí, no queréis toparos con un espectro ¿verdad?­ –

– Son sólo cuentos lord Falgnir, no dudo de la fascinación que pueda contener estos temas, pero son tonterías, rumores para asustar niños, un escape de la mente de aquellos más asustadizos, debe haber alguna explicación clara–

– Me admiro de su valor Joan, puede enfrentar la idea de un espectro o un lugar maldito; quisiera decirles a todos que Lady Blanche no se asusta de nada y nunca la he visto aterrorizada, lo cual es mentira. De lo contrario no hubiésemos tenido que tranquilizarla ayer–

– lo que yo vi lord Falgnir, fue bastante real. Puedo decirle con total seguridad que mi vida pudo estar en peligro –

–En eso tenéis razón, nunca es agradable para nadie encontrarse de frente con una serpiente. Ayudan a controlar las plagas, pero es mejor no provocarlas–

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora