16 TAN SÓLO 40 MINUTOS

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LADY AGNESS DE GRAYISS ••*'¨'*•.☆•

Dos soldados la custodiaban a lo lejos; Lady Agness de Grayiss, era una joven encantadora de tez blanca y mirada tímida que recordaba una laguna en primavera. Los bucles de su cabello negro como la noche, tocaban sus hombros y resplandecían, sujetados por un grueso moño color turquesa que hacia juego con su vestido largo y pomposo, las mangas bombachas cubrían todo el brazo. Cubierta de moños, rosas de tela y joyas. Enmarcaban un exuberante escote que podía bizquear a cualquiera. No se podía negar que Lady Agness era atractiva.

– ¡Lady Agness!, Gracias por aceptar mi invitación, habéis alegrado mí mañana, soy afortunado–. Con la mirada baja, ella agradeció sus palabras. Su voz era queda, casi silenciosa. Falgnir le hablaba de diversas cosas, aunque tenían pocos temas de conversación, él se esforzó por ser agradable. Le habló absolutamente de todo, de comida, de vestidos, de peinetas, todo parecía causar en ella una risita estridente que no duraba más de dos, tres, máximo cuatro segundos.

Una vez que terminaron el desayuno,...trataron de caminar por los alrededores. El vestido que traía era hermoso pero bastante incomodo al parecer, pues ella no podía caminar mucho; quizás era pesado. Así que se detuvieron. ... Falgnir se dijo mentalmente no regalar nunca a su hermana este tipo de vestidos ostentosos.

– ¿Habéis estado antes en Pembroke? –, preguntó animoso.

– Nunca mi lord, es la primera vez que vengo–, respondió con voz trémula.

– El bosque de Pembroke es agradable y bueno para cazar, algún día os podría enseñar–

Ella pareció horrorizarse ante la idea, y sin embargo su respuesta fue desconcertante, – si es lo que mi lord gusta, así lo haré–

– ¿en serio?, no parece que os agrade la idea–, preguntó Falgnir curioso tratando de observar su rostro

– no, no, todo lo que a mi lord le agrade,... Me agradará –, dijo apresurada y con una sonrisa ensayada que no engañó a Falgnir ni por un segundo.

– no digáis eso, sois una persona con un pensamiento y gustos independientes de los míos. No me importa que no deseéis cazar, no es algo para una dama de todas maneras, fue mi error; podremos buscar algún gusto a fin; ¿tenéis alguna afición en particular? –

Finalmente ella lo miró a la cara, una mirada aterrorizada y curiosa era lo que se apreciaba, sin embargo pronto ella se relajó,... o eso pareció por un instante, – mi familia, me enseñó a leer y a escribir, hablo inglés y francés, y en especial me educaron para ser una buena esposa, seré siempre sumisa y complaciente... –

– Calmaos–, la interrumpió Falgnir en el tono más dulce que pudo evocar, – sólo pregunte que os gusta, que sentís, o que os apasiona. No estoy en proceso de selección–

Ella comenzó a temblar, él no entendía que le pasaba, pero ella siempre mantuvo la distancia, sin mirarlo al rostro, sin hablar más de lo necesario. Él suspiró y trató de relajarla, –sólo quería conoceros más, por favor, no quiero que mi presencia os perturbe; podemos regresar al palacio ahora mismo si gustáis, ya me habéis cumplido –

Como él sonreía y no mostraba ningún tipo de disgusto, ella dejó salir el aire como si lo hubiera contenido mucho tiempo, –no por favor, gastemos todo el tiempo que nos queda, mi padre debe creer que...que vos y yo...–

Como ella no pudo terminar su frase, Falgnir no quiso ayudarle. Presentía que era una calamidad para ella el tan sólo mencionarlo, – No tenéis que esforzaros tanto, me quedaré el tiempo que os necesitéis para que vuestro padre se sienta satisfecho, mirad esos rosales silvestres– dijo señalando a unos metros de ellos

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora