LA HUIDA

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Irritado nuevamente, tomó a la falsa Blanch y la amenazó apuntando su espada contra su cuello
-A donde ha huido vuestra ama, si no me lo decís, decapitaré a todos aquí, incluida vos-

La pobre mujer emitía sollozos ahogados acompañado de un rio de lágrimas que salían a borbotones. Los criados se mordieron los labios, incluso hasta hacerlos sangrar, no delatarían a su señora, una lealtad digna de admirar. – Es una lástima- suspiró Falgnir.

Decidió que comenzaría con el anciano Geofree, después de todo era viejo, y servirá para aflojar la lengua de los presentes, lo haló de su túnica arrojándolo a la suela y pisándolo con fuerza para sujetarle, mientras se disponía a matarle; pero la falsa Blanch al ver que Falgnir hablaba en serio gritó, –noooooo ... Por favor no lo hagáis, antes dijisteis que no había necesidad de derramar más sangre y prometisteis que no se le haría daño a lady Blanch-

Falgnir se detuvo, –eso fue cuando creí que ya había capturado a vuestra señora, tengo una misión que llevar a cabo y si ella ha escapado, significa que he fallado; no obstante este lugar no regresará a ella y simplemente la propiedad será traspasada a otro lord; ustedes podrán servir a su ama en el más allá-

-ya habíamos decidido morir por ella si fuese necesario- gritó la criada mayor

Clarissa la falsa lady, no dejaba de llorar, -si es verdad... si juráis que no le harán daño a nuestra señora, entonces...entonces os revelare su paradero-

-no le digas, callaos Clarissa-, grito el anciano bajo el pie del lord

Falgnir presionó con un poco más de fuerza la espalda de aquel anciano, luego lo pateó y miró a las criadas que temblaban de miedo frente a él.

-os doy mi palabra de honor que no la dañaré, el rey sólo quiere hablar con ella, llegar a algún acuerdo, el problema directo es con lord Gilbert; los hijos no tienen que pagar por el pecado de sus padres- aseguró suavemente lord Windstor

Todos parecían resignados, era todo lo que querían, proteger a su lady. Entonces habló la criada mayor.

-Lady Joan Blanch, es una persona amable pero terca; si quienes hubieran venido antes no nos hubieran amenazado con matarla después de despellejar a su padre frente a sus ojos, nos habríamos rendido antes. Al oír esto muchos de los criados se marcharon, como verá somos unos pocos los que nos quedamos a ayudarla en sus tácticas... - la criada rio con amargura, -sólo queríamos cuidarla, su padre se ha ido, su hermano le negó ayuda, ella estaba muy sola y los emisarios del rey se regodeaban en su desgracia, no podíamos abandonarla, la vimos crecer, por favor comprendednos-

Ante esas palabras, a la mente de Falgnir llegó la imagen de Edmund, el imbécil es un sanguinario, pero creyó que respetaría la vida de los más débiles, evidentemente al asegurarles que no sería así, era normal atacar; hacerle pensar a Edmund que eran cientos, fue una táctica muy inteligente.

-¿quién era el caballero a cargo del ejército?-

-sir Jon, pero él desertó hace tiempo-, respondieron.

¿Entonces quien os dirigía?- pregunto Falgnir confundido

-nuestra lady-, respondió la criada, -era ella quien defendía el castillo, pero al ver que nuestras fuerzas menguaban, le instamos a escapar-

-si creías que vuestra lady moriría, eso significa que estabais dispuesta a exponeros a los vejámenes a los que el anterior lord, prometió.- concluyó Falgnir.

La joven criada sonrió irónicamente y meneó la cabeza negando suavemente, -en realidad si hubieras resultado ser un hombre cruel, me hubiera suicidado. De todos modos siempre he sido enferma y no daban esperanzas para que mi salud mejorase; sin embargo lady Blanch siempre fue buena conmigo, ella estudiaba para poder curarme. Si se corría el rumor que lady Blanch había muerto, ella podría moverse libremente, cambiar su nombre, planear una nueva vida; es lo menos que podía hacer por ella, corresponder a toda la bondad que me brindó-

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora