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Al día siguiente, Blanch sintió que el calor que la envolvía le era arrancado bruscamente, y con el aire frío que empezaba a sentir, fue despertando.

-¿durmió bien mi lady? Levantaos. Nos iremos pronto-

Ella abrió los ojos perezosamente, tenía frío y aún estaba oscuro. Sus ojos estaba hinchado de llorar, y al recordar el anterior día su rostro reflejó una inconfundible melancolía.

-comed-

-no tengo hambre-

-¿acaso os pregunté? Os estoy ordenando que comas, ¡¡comed!!-

Ella suspiro y trató de comer la asquerosa avena que le habían ofrecido el día anterior; pero al cabo de dos cucharadas declaró estar satisfecha.

Falgnir amenazante, la tomó del mentón y la acercó a su rostro, - si debo obligaros a tragar cada bocado, lo haré. Creedme Blanch que no será agradable, no hagáis que pierda mi tiempo, y aún más fundamental para vos, no hagáis que se pierda mi paciencia-


Ella apretó los dientes en señal de furia y se alejó de él lo más aprisa que pudo, comenzó a comer todo lo que él le ofrecía. La tomó de un brazo y la obligó a salir, el viento estaba helado y ella se abrazó a si misma instintivamente. Al observar alderredor, notó que el ambiente de aquellos hombres había cambiado, ya no se mostraban amables, al contrario, las miradas que le dirigían eran hostiles; así que ella apartó rápidamente la mirada y notó que seguían en el mismo lugar en el que ella trató de acampar la noche anterior. 



Miro hacía el fondo del bosque y no pudo evitar imaginar que allá se encontraban los restos de la que había sido su mejor compañía en los últimos 10 años. Inevitablemente sus ojos se trasformaron en una fuente de agua, lagrimas no vertidas que punzaban por salir, perdóname Bertha.

Pero la vista de Blanch fue cegada, Falgnir había tapado sus ojos con un retazo de tela de los que ella tenía que zurcir.


-¿qué? ¿Que estáis haciendo? –


-la última vez estuvisteis analizando el camino, contando los hombres que nos acompañaban y recolectando venenos; no volverá a ocurrir, si no sabéis por donde vamos, no habrá peligro de que escapéis. ¿Entendéis?, ¿de ahora en adelante solo podréis concentraros en vuestra labor cuando se oculte el sol-


Ella también fue cubierta con la capa corta que solía llevar; a pesar de ir vestida como una criada, sus senos tensaban la tela y su estrecha cintura era evidente. Falgnir no quería estar fijándose en ello, ya tenía suficiente con haber admirado la belleza de su rostro y su cabello, lo mejor es que ella estuviera cubierta. 

 

La montó sobre su caballo e inmediatamente, él se posicionó tras ella, se puso su pesada capa y con ella cubrió también a Blanch. Al parecer se había rendido, se dejó abrazar por Falgnir y estaba tan agotada que no tuvo problemas en recostarse contra él; en el almuerzo le ofreció una presa del jabalí que había cazado el día anterior, pero como siempre, ella rechazó su oferta. No obstante tuvo que coaccionarla para que comiera, y la hora de la cena le ofreció una parte del conejo que ella misma había cazado. Después de coser un par de mantas, Falgnir las entregó a su escudero y esperaba que Blanch fuera vencida por el sueño para taparla. Ella no lo había mirado ni una sola vez y tampoco le hablaba. Los días transcurrieron de la misma manera.


Cuando llegaba la noche él se sentía invisible para ella, Blanch no se inmutaba, no lo miraba, ni le hablaba. Él se había afeitado y ella ni lo había notado. Permanecía con su capa puesta sin levantar el rostro. Prefería verla furiosa e impertinente que ausente y con esa expresión de infinita tristeza. ¿En qué tanto pensaba?

LAS MEMORIAS DE WINDSTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora