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– Ah, Felix, te fallé– Se acercó a su mejor amigo con un labio roto y sonriendo como un desquiciado.

– ¿Qué te pasó?– Dejó de bailar con la persona enfrente suyo y tomó la mano del mayor para sacarlo afuera e inspeccionar su rostro– Bueno, por lo menos no es nada a comparación de otras veces– Rió levemente, siempre trataba de hacer bromas en ocasiones así para aliviar un poco la situación.

– Deberías ver el rostro del tipo que golpeé– Soltó una risa, pero desapareció en un segundo cuando su amigo lo vio con una expresión seria– Bueno, se había burlado de mí y nadie puede hacerlo, ¡soy Lee Know!– Siguió sonriendo y girando la cabeza de un lado al otro.

Felix tenía que sacarlo de ahí en ese momento, pero sabía que si lo intentaba iba a ganarse la paliza de su vida, así que divertirse un rato más no estaría mal.

Minho no había tomado más de dos cervezas y lo notaba, estaba totalmente lúcido al igual que él, así que no había problema en ir a otro lado a hacer lo primero que se les cruce por la mente.

– ¿Qué tal si invito a un amigo para irnos a otro lugar?– Trató de no sonar nervioso, sabía que el Lee mayor no se llevaba bien con nadie más que con el australiano, aunque la primera vez que se vieron no fue una buena primera impresión.

El pecoso tenía quince años cuando conoció al mayor, se chocaron en el pasillo de la escuela el primer día de clases del menor, si bien Minho aún no padecía la enfermedad, era bastante mal llevado, pero logró acostumbrarse a la presencia de Felix gracias a que este era muy paciente con él, sino lo hubiese golpeado.

– Entonces, ¿somos amigos?– Le había preguntado aquella tarde cuando se saltearon las clases para comer dulces en la azotea del colegio, nervioso por recibir algún golpe o respuesta negativa, aunque desde que se conocieron nunca peleó con el mayor.

– Solo si prometes no alejarte de mí– Levantó el meñique esperando a que el australiano lo entrelace con el suyo. 

Y así fue, prometieron estar siempre juntos, hasta ahora lo cumplen sin problemas.

– Está bien, podemos invitarlo– Dijo Minho, sonriendo por la felicidad del menor. Trataría de llevarse bien con la persona que su amigo invite para complacer al pecoso, aunque también para aprender a controlarse.

– ¡Genial!– Dio pequeños saltos– Vamos a buscarlo.

tpa [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora