tpa [Minsung]

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Luego de lo que le sucedió a Minho, este no dijo nada al respecto, trataron de integrarlo pero era imposible, Felix no les explicaba la situación y era más difícil para los demás entenderlo.

– Hay una tienda abierta– Señaló el Lee mayor, sorprendiendo a todos y haciendo que dejen de caminar por las solitarias calles de la ciudad– Necesito tomar algo– Entró al lugar y miró la sonrisa cómplice de Jeongin, le caía bastante bien ese pequeño porque era igual que él, aunque el menor no era un trastornado– Ah, ya sabes qué hacer Yang.

El nombrado y el empleado de la tienda se miraron, este último suspiró, sabía lo que se esperaba pero aún así no se rindió y sacó un arma debajo de la mesa en donde estaba.

– T-tienen que ir-irse– Temblaba como un chihuahua mientras apuntaba a Minho con la pistola, Felix y Chan nunca habían robado así que no tenían idea de lo que tenían que hacer, sintieron miedo porque pensaron que su amigo-conocido no haría nada.

– Chicos– El castaño miró a los demás– Agarren lo que quieran– Dicho eso, con un poco de desconfianza, le hicieron caso y guardaban tonterías en sus chaquetas o bolsas.

El empleado le sacó el seguro y apuntó a Jisung, que se acercó al castaño por miedo a que le pase algo, no se inmutó aunque le estén apuntando con un arma en el pecho.

– Juro que si no apuntas hacia otro lado...– Se fue acercando a la mesa donde estaba el joven–juro que te mato– El tono que usó hizo temblar el cuerpo de Han– Chicos, salgan– Le indicó a los demás que miraban la escena con miedo– Háganme caso– Volvió a mirar al chico frente a él, en su placa estaba escrito Yunho, así que así se llamaba– No lo apuntes, Yunho– Escupió el nombre con asco.

Cuando los demás salieron, solo se escuchaba la respiración agitada del que portaba el arma, la cual seguía apuntando al peliazul. No tenía pensado soltar la pistola porque iba a morir o ser lastimado pase lo que pase.

El mayor estaba tan sorprendido por cómo defendió al de mejillas abultadas, 

– ¡Dije que no lo apuntes!– Gritó hasta sentir que sus pulmones se desgarraban.

Del susto que sintió el empleado, tiró del gatillo.

Los chicos escucharon un disparo y no querían entrar a ver, pero tenían que hacerlo.

– M-Minho...