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Cuando se despertó, algo en su interior se removió, aunque seguro era por el hambre.

La imagen a su lado era totalmente preciosa; Jisung con su cabello azul revuelto, podía ver lo largas que eran sus pestañas por los ojos cerrados, su boca estaba un poco abierta y soltaba leves suspiros. Tenía ganas de besarlo y no parar hasta que sus labios se desintegren, pero no podía hacerlo.

Sacó el brazo del menor que rodeaba su torso y se levantó para ¿hacer el desayuno? Eran las diez de la mañana, su madre y la señora Han no estaban así que se suponía que debía despertar a Jisung con el desayuno en la cama, o algo así escuchó de su mejor amigo, al cual le iba a pedir ayuda en ese momento.

– ¡Feeeeelix!– Saludó alegre cuando el nombrado atendió la llamada– Oye, ¿sabes cómo-?

– ¿Qué quieres a esta hora de la mañana, Minho?– Interrumpió. Su voz estaba más ronca y grave de lo normal porque estaba durmiendo– ¿Estás bien?

– Sí, lo estoy pero-–

– Adiós, llama cuando sean las tres de la tarde– Cortó la llamada.

Sin otra alternativa, buscó en Google recetas que podía hacer; ninguna le pareció fácil ni linda. ¿Muffins? Apenas sabía abrir la puerta del horno.

Optó por unos rápidos y fáciles pancakes. Solo tenía que meter unos ingredientes en un bowl, batir y cocinar, ¡rápido y sencillo!

– Esto es fácil, Minho, tú puedes– Se dijo a sí mismo. Cerró los ojos, inhaló y exhaló un par de veces para hacer la mezcla. Después de diez minutos se cansó y comenzó a cocinarlos.

¿Qué podía salir mal? Esto de cocinarle a alguien, y más si es tu novio, no iba con él. Ni siquiera se cocinaba para él mismo, ¿tenía que hacerlo por otra persona? De todos modos lo hizo porque era algo que vio en internet.

Jisung apareció por el umbral de la cocina tallándose los ojos con los puños, pero los abrió exageradamente al ver el desastre en la cocina; bowls, cubiertos y trapos sucios y una sartén quemada, pero con un Minho sonriente y con un plato de pancakes frente a él.

– No mires el fondo, mírame a mí– Frunció el ceño y dejó el desayuno en la mesa– Prueba mi obra de arte.

Se sentó frente a lo que cocinó su novio, no se veía tan mal pero seguía desesperado por el desastre que hizo. Probó un poco y bueno, no sabía que decir.

– Bueno, uhm...– Quería decirle que era uno de los pancakes más feos que probó en su vida, pero se vio forzado a sonreír– ¡Son muy ricos!

– Entonces sigue comiendo, ¡hay más!– Sonrió y dio pequeños saltitos como un niño emocionado.

– Debo irme, lo siento, adiós– Salió corriendo, dejando a Minho con una mueca y limpiando todo el desastre.

tpa [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora