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Roseanne sorbió su nariz mientras su madre cubría su cuerpo con una densa manta

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Roseanne sorbió su nariz mientras su madre cubría su cuerpo con una densa manta.

—Estoy bien, no voy a enfermar.

—Lo sé, pero más vale prevenir que lamentar. —Mencionó mientras doblaba una cobija y la colocaba al pie de la cama. La castaña miró a su madre con ternura y se acomodó entre las sabanas, llevaba años de que no la trataba como una niña pequeña.

Mientras se preparaba para dormir, su madre la miró de reojo y suspiró.
—Entonces... le pediste ayuda a la Diosa.

La castaña se removió incómoda entre las sabanas y se incorporó.
Ese tipo de temas no podían ser hablados con facilidad, Rosé conocía las reglas que su madre le había impuesto y el coven a ella. Suspiró esperando el regaño o el largo sermón sobre el respeto hacia la madre de la naturaleza y como se veía esta como un ámbito intermedio entre lo humano y lo divino, o como telón donde se manifiesta la divinidad según la ley esotérica de la correspondencia "El Todo en la Parte; la Parte en el Todo"

Su madre negó pues sólo necesitó ver sus ojos para conocer su respuesta, pues en los ojos de Roseanne no había engaño.

— ¿Y respondió?

—No estoy segura, sabes que no puedo rezarle como se debe y no sabía si iba a responder.

—Ella responde de diferentes formas Roseanne. —Concluyó y con el fin de terminar la conversación y no iniciar una discusión, besó su mejilla—. Descansa hija mía.

La luz de la luna fue cubierta por densas nubes. Era verano y no era de extrañar las próximas lluvias de la temporada, pero aquella neblina que comenzaba a cubrir el mar como una manta grisácea llena de oscuridad, era nuevo y cuando observabas a lo lejos  tratando de averiguar qué es lo que había detrás de eso, podías escuchar un susurro, un canto que sonaba como un eco en la penumbra.

Ahora algunos han muerto
y algunos están vivos
y otros navegan en el mar
con las llaves de la jaula
y el Diablo para pagar
La neblina cubriendo está
esperando a su capitán

La castaña recién caía en un sueño profundo cuando un estruendo la sobresaltó.

Aterrada y con el corazón saltando, se levantó acercándose a la ventana, corrió la cortina y lo único que vio era el destello de las flamas del fuego consumido el puerto, todo era caos, el sonido de las balas de cañón destruyendo las casas alrededor del puerto mezclándose con los gritos de las personas y los disparos de los oficiales, la castaña entrecerró los ojos divisando las velas de un barco, estas no tenían el escudo del rey.

Eran piratas.

—¡Rosé es hora de irnos!— La puerta se abrió y su madre la alejó de la ventana cerrando las cortinas a su paso.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora