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Cuando por fin cayó a la cubierta del Canto, esta se desplomó

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Cuando por fin cayó a la cubierta del Canto, esta se desplomó.

El remolino terminó por consumirse, el Canto apenas había salido cuando el mar se cerró. El barco se sacudió cuando el propio mar tembló, la lluvia cesó y el grisáceo color del cielo comenzó a ser remplazado por un tenue color celeste.

Habían ganado la batalla, pero nadie festejó su victoria.

El Canto se inundó en un triste silencio, no hubo sollozos por parte de la tripulación y apenas hubo unas cuantas lágrimas derramadas por parte de ellos, pero no hubo más. Todos podían sentir el vació que el capitán había dejado como un hueco que les sería imposible llenar.

Pero quien realmente había sentido esa perdida, había sido Rosé.

Se aferraba con dolor a la madera clavando sus uñas mientras gritaba, las lágrimas caían de su rostro en interminables corrientes.

Su madre se trató de acercar a ella pero Rosé se lo impidió en un violento movimiento liberándose de su abrazo. Un abrazo no iba aliviar el dolor que sentía en su corazón pues este había perdido una parte de él.

—¿Por qué no hiciste nada? —Sollozó cuando Donkey se acercó. Era tanto su dolor que la furia quería remplazarlo, se puso de pie y golpeó al chico con violencia—. ¡Pudimos haberle ayudado! —Donkey no se molestó en moverse ni detenerla, creía que era justo y tenía el derecho de sentirse de esa forma.

John se acercó hasta ella para pararla, Rosé se removió con fuerza pero al final entre lágrimas cedió a los brazos de John. Su cuerpo temblaba de una amarga emoción. El dolor que la paralizaba se sentía agotador y abrumador. No dejaba de llorar aferrándose a la camisa húmeda del contramaestre quien solo trataba de aliviar su dolor, presionó sus parpados aguantando las lágrimas pero estas se derramaron de todas formas.

Rosé no era la única que había perdido.

—Él lo quiso así. —Susurró—. Él planeó esto mucho antes de llegar a la isla de los lamentos. —Rosé se separó confundida—. Él dijo que Sookyo no iba a descansar hasta tenerte en su poder, él te quería esclavizar para así dominar el mar, pero Jaehyun dijo que primero muerto antes de verte tras los barrotes de su barco.

—Por... ¿por qué no... no me lo dijo? —Su voz apenas era audible—. ¿Por qué no detuviste? Pudiste haberlo ayudado

Y pese a tener todo la razón, John solo pudo bajar su mirada. El más que nadie hubiera salido a defender a Jaehyun y dar su vida por la de él, pero su expresión de endureció cuando recordó la única regla que tenía el capitán sobre el canto—

—Porque recuerda Rosé, aquí se hace lo que el capitán diga.

+

Entre la neblina de una amarga mañana, la tripulación del Canto pudo divisar la majestuosa isla de Circe, pero cuando los ojos de Roseanne se posaron en ese pequeño punto, no pudo sentir más que una profunda tristeza envolviendo su corazón.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora