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Caminó por el fango, su ropaje estaba húmedo y aún escurría finas líneas de agua en su cuerpo que se mezclaban con el sudor

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Caminó por el fango, su ropaje estaba húmedo y aún escurría finas líneas de agua en su cuerpo que se mezclaban con el sudor. El aire era muy caliente, bastante sofocante, le costaba respirar con normalidad conforme avanzaba entre la maleza y golpeaba con una rama algunas enormes hojas y troncos que se interponían en su camino.

Sus sentidos se agudizaron diferenciando el sonido de los insectos o de los animales. Su cuerpo se estremeció al ver el familiar camino de rocas de río y cráneos, llevaba años, quizás una década desde que no entraba a esa isla y muy a su pesar, Jaehyun conocía perfectamente el camino a donde llevarían a Rosé.

Cuando era joven había recordado las palabras del capitán al describir el ritual para el despertar de la bestia, cuando esta gruñía, la tierra temblaba y las aves huían. Ese era el momento oportuno para escoger al ser más puro y digno que la bestia recibiría gustoso.

Comenzó acelerar el paso, tenía que llegar antes de la anochecer, momento en el que la bestia podría despertar, podía escuchar los gritos de Rosé como un eco en el lugar y solo se llenó de impotencia al no estar cerca de ella.

Arrastraban el cuerpo de Rosé entre el fango, entre las rocas, sus piernas se encontraban cortadas por las ramas y raspadas por la tierra. Las lágrimas cubrían su rostro y de forma desesperada y casi sin fuerzas trataba de liberarse, muchas veces lo lograba pero volvían a tomarla de sus brazos y piernas y terminaban por cargar su cuerpo.

Aterrada, observaba el camino, podía ver los rayos del sol colarse en la maleza, algunos animales pasando de un lado a otro y varios insectos zumbándole cerca del rostro. Su pulso se intensificaba en su garganta, el sudor cubría cada centímetro de su piel, su respiración comenzó a ser agitada y la fuerza de sus extremidades se perdía poco a poco.

Observó atenta el lugar a donde se dirigían, la maleza dejó de ser un estorbo y un camino la remplazó. Cruzaron un puente decorado con cráneos humanos y animales, eso la hizo entrar en pánico obligándose a liberarse, a tratar de moverse para que su cuerpo cayera y corriera por la selva, pero se encontraban bien aferrados a ella.

Conforme avanzaban, Rosé notaba a como cientos de personas saltaban y se acercaban curiosos a ella, los gritos y el furor de cada uno de ellos la hizo estremecerse. Alzó la vista al cielo y por primera vez desde que había iniciado el viaje, le rezó a la Diosa para que la ayudara, rompiendo una regla básica impuesta por su madre.

Gimió de dolor cuando su cuerpo cayó a la tierra, su cuerpo ardía y temblaba de forma nerviosa, su garganta se encontraba seca y sus ojos no dejaban de ver a las personas a su alrededor quienes danzaban emocionados y extasiados. Se levantó con pesadez sintiendo como sus articulaciones crepitaban y dolían.

Escuchó las cantos, Rosé era conocedoras de varias lenguas antiguas gracias a la educación de su madre, pero el dialecto le era completamente desconocido. Algunas mujeres se acercaron hasta ella acunando algunos recipientes de madera, trató de alejarse de ellas temerosa a que le pudieran causar algún daño, pero nuevamente ellas se aferraron a sus muñecas y tobillos para retenerla.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora