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Roseanne observó al capitán quien extrañamente había salido de su camarote aquel día nublado y había tomado el control del timón

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Roseanne observó al capitán quien extrañamente había salido de su camarote aquel día nublado y había tomado el control del timón. Según Donkey el viento estaba a su favor, por lo que las velas negras se encontraban extendidas en su totalidad haciendo lucir al Canto como el navío que las leyendas contaban.

Los ojos del capitán pasaron de forma veloz hacía la castaña quien se encontraba descansando. Roseanne tomó un poco de agua del tazón que se encontraba a su costado para luego mojar un poco su nuca y rostro, pues, pese a las densas nubes que cubrían el sol, el calor no disminuyó.

La atracción que Jaehyun sentía por la dulce castaña superaba todo lo que acostumbraba y conocía. Aún podía sentir el irritante hormigueo en sus labios como si estos estuviesen deseos de unirse con los de ella. Aunque su mente ocasionalmente vagaba hacia la idea de imaginar una vida junto a Roseanne, nunca se permitió sumergirse completamente en una fantasía completamente imposible.

Ella no lo permitiría.

Sin soltar el timón, el capitán dirigió su mirada al mar que golpeaba el casco del barco y una muy extraña sonrisa se dibujó en sus labios cuando la gélida brisa acarició su rostro.
Maldito sea el día que su camino se cruzó con el de ella.

—Roseanne. —Escuchar su nombre salir de la boca del capitán causaba un escalofrío que le era difícil de controlar. La castaña se puso de pie tomando la espada creyendo que este se molestaría por estar descansando—. No, ven aquí. —Le ordenó.

—¿Pasa algo capitán? —La formalidad había sido una costumbre que ambos habían tomado después de esa extraña noche de confesiones en la que se vieron envueltos.

—Estaremos a punto de entrar a la bahía de Sailen. —Roseanne asintió y notó que el capitán se encontraba mucho más concentrado en el camino—. ¿Sabes algo de esa Bahía?

—Solo lo que los hombres del puerto solían hablar luego de sus largos viajes

—¿Y qué es lo que solían comentar los hombres del puerto?

—Sirenas. Ellas seducen a los hombres con sus dulces voces y los arrastran hacía la muerte

—¿Tu madre no te comentó nada? —Ella negó con su cabeza provocando que el capitán hiciera una mueca—. ¿Ni venía nada en  los preciados libros de tu teniente June? —El leve sonrojo en las mejillas de Rosé provocaron que el estómago de Jaehyun se contrajera y una sonrisa sarcástica se dibujara en sus labios.

—N...no

—Ellas viven frente a la Isla de Sorrento y con la música que tocaban atraían a los marinos, que aturdidos por el sonido, perdían el control del barco que se estrellaba contra los arrecifes. Entonces las Sirenas devoraban a los imprudentes navegantes.—Repitió como si se tratase de un texto memorizado llamando la atención de Rosé—. Esa es la versión oficial que los desafortunados cuentan, pero las sirenas son mucho más que eso.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora