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Su cuerpo dolía demasiado, no tenía la fuerza suficiente para ponerse de pie, los golpes y la persecución la habían dejado sin energías durante días, incluso la simple tarea vital de respirar le causaba un molesto dolor en sus costillas, tenía her...

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Su cuerpo dolía demasiado, no tenía la fuerza suficiente para ponerse de pie, los golpes y la persecución la habían dejado sin energías durante días, incluso la simple tarea vital de respirar le causaba un molesto dolor en sus costillas, tenía heridas abiertas en sus piernas y brazos que no dejaban de arder cada vez que estas rozaban con la tela pero que aun así, ella se encontraba de pie ayudando en las tareas del Canto.

Después de aquel incidente, tanto la castaña como su madre no volvieron a ver al capitán, incluso, Rosé con todo el dolor de su corazón tuvo que verse forzada a encerrarse en su camarote cuando el sol se ocultaba y la luna lo remplazaba.

En ese momento, ella desconocía la furia que el capitán reprimía y le constaba al ordenarle a la tripulación aplicarles la ley del hielo, por lo que Donkey, el único hombre que le hacía el viaje más ameno y disfrutable tenía prohibido hablarle, incluso respirar cerca de ella, cualquier mirada furtiva o accidental se consideraría una desobediencia que la serpiente castigaría.

Acto que Roseanne respetaba pero eso no evitaba expresar su descontento, consideraba un poco extremista la orden del capitán pero sin ninguna otra opción a su favor, al igual que Donkey y el resto de la tripulación acató la orden.

Al final del día caía en cuenta de su papel en ese barco, solo era una sorciere que necesitaba cumplir sus tareas antes de llegar a Circe.

Esa tarde poco más de cuatro días del incidente, Rosé caminaba de forma lenta hacía su madre con la pila de platos que había recogido de la cubierta, solo se había permitido descansar un solo día por lo que nunca pudo recuperarse de sus heridas y tomar un poco de fuerzas.

—No deberías estar aquí. —Susurró su madre luego de ver como se recargaba en la madera tratando de tomar grandes bocanadas de aire como si estuviera apunta de desmallarse—. Él te dio oportunidad de descansar

Extrañamente eso la hizo enfurecer. Aún podía recordar su intensa mirada llena de superioridad y pena mientras su madre curaba sus heridas. Si, Jaehyun había sentido un poco de lástima al ver el estado deplorable en el que se encontraba la castaña por lo que la absortó por una semana de las tareas en el Canto, acto que Roseanne se negó de inmediato.

Si bien estaba exhausta quería demostrarle al capitán que era capaz de realizar sus actividades con normalidad.

—Estoy bien

—No lo estás. Solo quieres demostrar algo

—¿Enserio? ¿Y qué es madre? —Preguntó sin un solo rastro de paciencia en su voz—. Puedo hacerlo, puedo hacer las tareas que el capitán quiere que haga y listo. No estoy demostrando nada solo me estoy poniendo por fin en el lugar que me corresponde en esta tripulación.

—Roseanne

—Estoy bien madre. —Repitió irritada antes de que la mayor se atreviera a seguir con su largo sermón, sermón que Rosé no tenía ánimos de escuchar, suficiente tenía con la lucha interna por averiguar lo que había hecho mal—. Ahora si me permites, tengo platos que lavar

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora