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 La gélida brisa de la mañana y el dolor en sus brazos lo obligaron abrir los ojos

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 La gélida brisa de la mañana y el dolor en sus brazos lo obligaron abrir los ojos. El sol aún no salía por completo y podía ver la oscuridad del cielo que se desvanecía conforme el tiempo pasaba. Se removió incómodo hasta caer en cuenta que se encontraba amarrado a un tronco, no tenía su pistola ni su espada.

Trató de moverse y romper la soja con lo que lo habían amarrado. Escuchó unos murmullos y observó cómo dos hombres jugaban con su pistola.

—¡Oye! —Gritó—. ¡Deja eso! ¡Es mío!

Ninguno se movió, lo ignoraron.

Jaehyun se dio cuenta que aún no iniciaban el ritual, no tenía idea de donde se encontraba y comenzaba a desesperarse. Volvió a mover sus manos tratando de raspar la fibra con el tronco de la palmera.

Realmente se sorprendió al darse cuenta que no lo habían matado y lo habían tomado como prisionero.

—¿Por qué mierda no se quedó en su camarote? —Dijo entre dientes mientras movía con mucha velocidad sus manos para poder romper la soja—. La voy a encerrar en ese lugar, eso haré. Maldición, debería estar tomando ron. —Maldecía hasta que sus muñecas fueran liberadas. Y al hacerlo gritó emocionado

Se puso de pie recuperando sus cosas rápidamente evitando distracciones y asesinando de forma silenciosa.

Entonces, lo escuchó.

Los tambores sonaron como un eco en toda la isla, las aves volaron, los animales se silenciaron pareciendo que buscaban algún refugio, incluso la tripulación del Canto los escuchaban desde donde estaban.

El contramaestre se acercó a la proa observando en silencio el centro de la isla escuchando con atención los tambores retumbar.

—Volverán. —Le aseguró Donkey.

—Lo sé. —Ambos se giraron observando a la madre de Rosé rezar en la cubierta—. Tenemos que apresurarnos

Jaehyun corrió nuevamente entre la jungla, el cielo comenzó a oscurecerse impidiendo que los rayos del sol tocaran la tierra, densas nubles grises cubrieron el cielo y el viento arremetía contra las palmeras y a toda la vegetación.

Al llegar, lo primero que vieron sus ojos fue a Rosé luchando nuevamente. Era una chica ruda que lanzaba puñetazos para evitar que fuera nuevamente amarrada, sus muñecas y tobillos le ardían y en una de las oportunidades que tuvo, Rosé tomó el cuchillo que Jaehyun había escondido en su ropa.

Por primera vez, en un acto desesperado la castaña había asesinado a una persona.

La forma en como ese cuchillo atravesaba su cuerpo y como caía la sangre de su pecho, la hicieron sollozar aterrada. Todo lo que su madre le había enseñado y todo con lo que ella había crecido había sido traicionado, ensuciado.

Se dejó caer de rodillas al ver como la vida de esa persona se iba, respiraba con dificultad, la sangre salía de su boca, de todos lados, gemía y jadeaba, todo su cuerpo se paralizó.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora