Capitulo 34

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No se que día era, o en que estación estábamos pero había un clima espeluznante. Agarre la sabana aun dormida y me cubrí hasta mi cabeza.

Un aroma varonil que nunca lo podría olvidar estaba impregnado en el tejido, aspire, ese perfume lo reconocería en cualquier parte. Es de Harry. Pero, ¿Como puede estar el perfume de Harry en mi cama?

Abrí los ojos con impacto que mis pestañas chocaron con la tela haciéndome llorar, me apodero de la punta de la sabana y me la quito de encima.

Un azul pastel pintado era lo que veía, con franjas negras como siluetas de flores, unas cortinas blancas con encajes colgaban del tubo metálico que se ubicaba en la ventana. No estoy en mi habitación, ¡Estoy en la de el!

Escuchaba el agua de la ducha caer. ¿Como llegue aquí? ¿Seré sonámbula?

Me siento en la cama —todo esta ordenado— aspecto que yo no lo soy. Mi recamara es un desastre en si. Suspiro abrumada por tanto orden. Observo todo el lugar, nunca he entrando en todos estos cincos días. Es su privacidad, la respeto.

Sus botas marrones —de todos los tonos—, negras y amarillas dando a toque mostaza se encontraban en columnas. Su ropa todavía con los ganchos se ubicaban sobre los muebles. Muy ordenado, pensé.

Tenía mucha sed. Veo en la cómoda un vaso con agua, me acerco un poco y lo agarro, era reciente, ya que estaba fría y humedecida.

Pongo el cristal en mis labios y bebo. El agua helada transita por mi garganta estropeándola, un dolor horrible me dificultad para tragar. Carraspeo.

Termino de beber y la dejo en el lugar donde estaba. El dolor aun seguía presente, tenía mi garganta irritada y creo que me moriré, literalmente. Mi cuerpo esta extenuado que me canso de estar sentada, mi cabeza creo que va estallar, y mi nariz la tengo congestionada.

Sorbo mi nariz, y trate de levantarme, pero no puedo o mejor no quiero. Me acuesto en la cama nuevamente, todavía el agua se escuchaba.

Froto mis ojos, tenia  mucho picor en ellos.

«Atrapaste un resfriado tontita»

Niego, es imposible que este enferma, giro mi vista y visualizo una caja de pastillas, la curiosidad me gano y la tomo.

¡Mierda! Mi subconsciente tenia razón estoy enferma, la pastilla tenia como función de bajarme la fiebre, acetaminofen para ser precisa. Sin más remedio las dejo a un lado de mí, me acomodo de costado para sentirme mejor. Odio estar en estas situaciones, es lo peor. Es como no tener vida, que te estuvieras muriendo en carne viva. ¡Odio enfermarme!

— Hasta que despertaste —lo escuche, ¿Desde cuando estaba aquí? — ¿Como te sientes?

Bufo enojada. Perezosamente giro sobre la cama dándome la vuelta.

— Te mentiría si... —mis ojos salieron de sus casillas.

¡Por dios! Como me ponía mal cuando estaba así.

Trataba de desviar mi mirada pero era imposible en no verlo.

Gotas peregrinaban sobre su cuerpo. Las gotas de su cabello mojado caía hasta sus firmes hombros que lentamente bajaban hasta su abdomen tatuado, y después de jugar con su vientre llegaban hasta la toalla blanca que lo cubría hasta sus rodillas, y de tan solo idearse que ese pedazo de tela ocultaba su miembro, ¡Por dios!

¿Porque tuvo que ser malditamente irresistible?

Los labios finos de el modulaban palabras que yo no era capas de razonar para escucharlas. Estaba sorda.

Deber Incumplido [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora